Mientras escribo me acompaña, tras la ventana, la canción incesante de la lluvia. Hacía tiempo que no escuchaba su estribillo, entre acuoso y metálico. ¡Cuánto lo echaba en falta sin darme cuenta!
Conectar con los elementos de la naturaleza nos sirve de espejo y vernos reflejadas siempre es muy valioso para conocernos mejor. El agua es uno de esos elementos naturales. Representa nuestras emociones.
Mira la lluvia desde la ventana y deja que, con ella, fluyan tus emociones. Que vayan donde tengan que ir, que afloren las que hayan de aflorar, que se encharquen las que deban encharcarse; otras, que se evaporen; algunas, que te empapen…Fluye en tu parte emocional siguiendo la canción de la lluvia.
Yo, acabo de hacerlo. He empezado el día saturada con Mía, nuestra gatita. Después de un rato de «distancia-enfado», porque no se cansa de jugar, ha venido hasta mí reclamando atención una vez más. La he cogido en brazos y hemos estado en la ventana sintiéndonos lluvia. ¡Nos ha sentado tan bien a las dos! que, por eso, ahora te lo cuento.
Mira al cielo, a los charcos o a los árboles y deja que «lluevan» tus emociones. Siéntete triste, enfadada, en tensión…, como sea. No pasa nada. Lo estás «lloviendo».
No pasa nada si no puedes soltar esa emoción y dejarla ir. No pasa absolutamente nada si no puedes elevar tu energía y sentirte mejor. No te tortures más.
En su lugar, simplemente sé con el malestar.
Como dice Jeff Foster : «Siente curiosidad por él. Serénate alrededor de él. Respira en él. Ofrécele un espacio, un lugar, un tiempo.»
«Deja que se quede, si quiere quedarse. Deja que se vaya, ¡si quiere irse! Deja que regrese, si desea regresar. Trátalo como a un huésped que es bienvenido en el inmenso Hogar de Reposo de tu ser.»
Prepárale a tu tristeza una infusión o una tacita de café, que se ha calado hasta los huesos. Y, cuando se seque, Dios dirá.
Date permiso para sentirte lluvia cada vez que lo necesites. Y cuando te encuentres en sus gotas o en las de tus lágrimas, dale las gracias por permiterte conocer cómo te sientes y cómo te quieres sentir.
Y para completar este ritual del agua, un mantra:
«Estoy en conexión con la Divinidad. Aplico la sabiduría divina que hay en mí y la disfruto».
¡Hidrátate! Sí, lo has leído bien. Bebe agua y cada vez que lo hagas, prográmala con este mantra. Para eso, has de recordarlo o leerlo un momento antes y beber el agua siendo consciente de él, para que esa información llegue a todos los rincones de tu cuerpo, hasta tu última célula.
¿Te gusta este ritual y otros que te he traído en entradas anteriores? ¿Te apetecería tenerlos todos recopilados para ti, para practicarlos cuando te apetezca y transformarte y llenarte con su poder?
Pronto será posible.
En la Escuela de escritura personal de Palabras a la Vida estoy preparando la serie «Yo me mimo porque soy una diosa. Rituales para elevar tu poder personal».
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Una vez que realizas el pago y te registras en la Escuela, haces el curso que elijas, a tu rítmo, como un ejercicio de intimidad y si te apetece compartir alguna impresión o sostener con otras mujeres esa energía que da la escritura personal, puedes hacerlo a través del grupo privado de Facebook. Te daré de alta cuando empieces en la Escuela.
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