— La magia está en ti. Es esa energía que tú decides darle a las cosas.
La mujer chamán llevaba una cinta de cuero en la frente, algo raída. Alrededor del cuello lucía un hermoso collar con plumas de diferentes tamaños y colores. Pronunció estas palabras ante una mujer que la esperaba sobre un viejo tronco, sin vida, que ahora hacía las veces de asiento.
— Lo que pasa — respondío la mujer– es que…cada día me siento cansada.
— Siempre que estás cansada, te estás recuperando. Es una ley universal. No hay mejor señal.
La mujer se revolvió en su asiento, con cara de extrañeza. No alcanzaba a comprender.
— Cuando te sientes cansada, es que antes te has extralimitado. El cansancio significa que ya estás de regreso: estás volviendo a tu centro y a tu ser.
— ¿Y por qué me fui? — quiso saber la mujer, que ahora ya estaba en pie y dibujaba con la punta de su zapato pequeños círculos sobre la tierra suelta–
— Nos extralimitamos cuando sentimos que nunca tenemos suficiente y seguimos buscando más y más…Y en esa fiebre, somos incapaces de valorar lo que tenemos y lo que hemos ido consiguiendo. Cuando vivimos de esta manera, — continuó la chamán– no estamos en la vida. Nos la estamos perdiendo.
En ese momento, a la mujer se le hizo la luz. Comenzó a asentir balanceando su cabeza . Las piezas del puzzle de su vida le empezaban a encajar.
— Lo mejor que te puede ocurrir — sonrió la chamán– es sentirte cansada. Agradéceselo a tu cuerpo. Él siempre vela por ti, aunque, a veces, se lo pongamos difícil. Estar cansada significa que «vuelves a casa».
Al escuchar esta última frase, la mujer se sintió llena de paz. Y con una gran sonrisa, habló:
— Nunca habría interpretado de esta manera mi cansancio. Normalmente me lo recrimino — explicó–. Hoy, gracias a ti, mujer chamán, sé que el cansancio me guía de vuelta a mi ser.
— Cuando nos cansamos — recapituló la chamán– nos sentimos conscientes del aquí y el ahora. Es la manera que tiene nuestro cuerpo de hacernos parar y posarnos en el instante.
La mujer chamán cerró los ojos durante unos segundos de silencio:
— Aunque normalmente nos parezca lo contrario, — continuó– desde esa perspectiva, somos capaces de apreciar con mejor detalle el brillo de la vida. Sólo es cuestión de situarnos en el punto de vista sereno que encierra el cansancio. Dale siempre esa oportunidad y sentirás que te está reparando.
En alguna otra entrada os he contado que, desde hace bastantes años, acudo al mismo osteópata. Con él he aprendido la conexión entre el cuerpo y el alma; la he experimentado y lo sigo haciendo.
Las alegrías y sinsabores del espíritu dejan su huella en el cuerpo. Así que, cuando nos duele lo físico, suele haber, antes, contracturas en el alma. Como si el cuerpo fuera el espejo de nuestra parte invisible.
El otro día, mientras el osteópata me ponía sus manos sobre el cráneo, me habló de cómo interpretar el cansancio. Me permitió entender esa labor que tiene el cansancio de ser nuestro mejor guía de «vuelta al hogar».
Cuando nos pasamos de nuestro centro, cuando vamos más allá de lo conveniente , el cansancio nos tiende la mano y nos enseña el camino de regreso a casa.
En el hogar nos volvemos a sentir seguros, nos hacemos conscientes de lo mucho que tenemos, nos volvemos a nutrir .
Y con esa fortaleza y consciencia, regresamos al camino de la vida para andar los pasos que nos esperan.
A mí me ha resultado un aprendizaje muy hermoso. Por eso, lo he convertido en un cuento para ti.
Ya sabes que Palabras a la Vida cree en el poder de la metáfora.
Cecilia, desde México, me pide un «mantra» para cada día 🙂
El de hoy, querida Cecilia, puede ser:
Mi cansancio me repara y me enseña el camino de regreso a casa.
(En gratitud a José Ángel Rodríguez Alfaro, osteópata. Por tu labor sanando tantos cuerpos y almas)
Cecilia dice
Muchísimas gracias Garbi!
Después de leerte ha cambiado mi percepción a cerca de este cansancio físico y del alma que de repente me aqueja…cansancio por estar dale y duro en sacar una solución a lo que la vida te pone como lección…gracias porque me haces saber que es el mejor camino para volver a casa …a mi yo …a mí sosiego.
Y también muchísimas gracias por hacerme participante de tu extraordinaria entrada al mencionar mis deseos!
Lo repito desde el fondo de mi ser
«MI CANSANCIO ME REPARA Y ME ENSEÑA EL CAMINO DE REGRESO A CASA »
Así sea !
Apapachos desde donde estoy para ti !!
Palabras a la Vida dice
Gracias, de corazón, a ti, Cecilia!!
Me hace mucha ilusión que estas palabras te puedan servir de alguna manera♥♥
A mí también me sirven cuando las escribo. Y es un honor que otras personas las tomen en consideración.
Para mí es un sueño que unas con otras, y mediante las palabras, nos vayamos sintiendo cada vez mejor.
Apapachos para ti!!