Creo firmemente que las palabras tienden puentes. Con ese convencimiento nació Palabras a la Vida. Pero las orillas que trato de acercar desde este pequeño universo no son las de las ideas o los argumentos — que también pudiera ser — . Pero no, me refiero a las orillas desnudas del alma.
Sí, las palabras acercan almas si se las invoca desde la desnudez. Desnudarse es mostrarse con la mirada limpia. Supone decir desde lo puro: aquí estoy y me importas.
Entonces las palabras no pueden hacer otra cosa que acercar. Me lo decía hace unos días una seguidora de Palabras a la Vida que me ha encargado una carta.
Entre su orilla y la de las personas a las que ha regalado la carta han corrido muchas veces aguas demasiado bravas y turbulentas. Corrientes de las que te golpean y con las que golpeas. Pero ahora habían llegado a un meandro en el que las aguas se habían amansado, a un punto del curso en el que el río ha vuelto a su cauce y a su ser.
Y esta persona quería expresarlo… y reconocer, agradecer y celebrar que las aguas turbulentas se vadean y que los puentes que resisten las embestidas merece la pena afianzarlos y seguir llenándolos de amor. No hay cemento más compacto.
Su carta, como no podía ser de otra manera, ha funcionado, en la parte que le corresponde, evidentemente. Pues, como te decía hace un momento, las palabras, cuando tienen ante sí un alma desnuda, se ponen a su servicio. Es su magia blanca, que se vuelve inevitable.
Seguro que en alguna ocasión has leído algo y, ¡zas!, sientes como si de un salto se hubiera metido en tu corazón, justo justo a ese lugar donde había un hueco esperando a ser rellenado.
A mí me gusta decir que las palabras nos entran por ósmosis, como hacen los líquidos al atravesar membranas permeables que los separan. Creo que así funcionan las palabras: las absorbemos directamente por la piel y se meten donde se las estaba esperando.
Algo así me ocurrió el otro día al leer esto de Psicóloga Emocional en twitter:
A veces creemos que la vida nos dice «NO» y sólo nos dice….
«ESPERA»
Psicóloga Emocional
Llegó cuando lo necesitaba. ¿Qué te parece?
Estamos acostumbradas a pensar en negativo. Vemos una puerta que se nos cierra y solemos pensar que nos han dado con ella en las narices. Y en cuanto nos metemos en esa dinámica, ya sabes todo lo que viene detrás: pura negatividad.
¿Y si esa puerta se nos cierra para que estemos un rato más al otro lado? Porque…imagínate que ahí va a ocurrir algo que será una oportunidad para ti…; una oportunidad para, por ejemplo, aprender algo que, cuando vuelva a abrirse la puerta, te permitirá pasar y disfrutar mucho más intensamente de lo que allí vayas a encontrar…
A veces la vida nos dice que esperemos porque no es el momento. Simplemente. ¿Qué pasa si cogemos una manzana sin esperar a que madure?
Todos los procesos de maduración requieren su tiempo y aceptarlos y disfrutarlos mientras duran es condición «sine qua non» para lograr el mejor fruto 🙂
La vida no nos dice «NO»; sólo nos dice «ESPERA». ¿Por qué no hacerle caso si ella es la única que lo sabe todo sobre sí?
En la Baraja ZEN de Palabras a la Vida hay un mensaje que te puede ayudar a interiorizar que cada cosa tiene su ritmo. Está en esta carta: