Si el verano tuviese conciencia sería la de la extroversión. Es un período de moverse hacia fuera, de abrirse al mundo y liberar fragancias al exterior. Quizá, por eso, suele ser época de emparejarse. Aunque las conciencias introvertidas prefiramos para el amor el recogimiento invernal.
Os cuento esto porque sé que muchas de las visitas que os traen últimamente a Palabras a la vida tienen que ver con las parejas. Me he dado cuenta de que buscáis frases para ellas y en cualquiera de sus momentos: para las parejas que empiezan, para las que quieren revitalizarse, para las que están de aniversario….Palabras que empujen las relaciones de pareja, como si fueran sortilegios de magia blanca. Por eso escribí «La boda de la aldea» en la última entrada.
Como el verano también es desidia, y quizá a algunos de vosotros os dé pereza leer, he grabado en youtube «La boda de la aldea». Quizá prefiráis escuchar. Cultivad todos vuestros sentidos. Son una puerta al disfrute y a la felicidad.
Dedico esta historia a todas las parejas. ¡Es momento de celebrarlas¡