En el bosque se ha metido el otoño y en el cielo hay muchos pájaros de paso. Es temporada de tránsito. Por eso hoy quiero hablaros de ese magnífico cambio permanente que es la vida y que, casi siempre, nos atemoriza y nos hace querer controlarlo todo. Si desterramos esta falsa creencia, seremos felices. No dependeremos sólo de los buenos momentos para estar bien. Hoy en vez de videorrelato os añado una versión audiorrelato. En la vida casi nada es estable.
Un cuento para eliminar nuestra resistencia al cambio
Aquella mujer había caminado dos días para llegar a la aldea. Su gran ilusión era escuchar las historias de la abuela Margarita. Sabía que eran un bálsamo para el alma.
Como cada tarde, a la puesta de sol, la gente del poblado fue formando su círculo, mirando al gran roble. Era el árbol desde el que narraba la abuela Margarita: su puerta al mundo de lo invisible, donde sólo se ve con el corazón.
– Cuando te sientes desmotivada, perdida y ya no disfrutas – dijo la abuela Margarita con los ojos aún cerrados, sin dirigirlos a nadie- significa que estás preparada para dar el siguiente paso en tu vida.
La mujer que había caminado dos días síntió que el corazón se le desbocaba. Sabía que aquellas palabras se las estaba dirigiendo la abuela Margarita al centro de su ser.
– No hace falta que sepas cómo lo conseguirás -continuó la abuela-, basta con que sepas qué quieres. La vida te facilitará el camino.
– ¿Y si me equivoco? -se atrevió a preguntar la mujer caminante-
– Sólo necesitas estar dispuesta a equivocarte -respondió la abuela-. Desde esta actitud, cualquier equivocación te servirá para aprender y perseverar sin darte por vencida.
Un joven se puso en pie para hablar:
-Yo estoy dispuesto a cambiar de vida y apostar por mi felicidad. Sé que es la mejor elección que puedo hacer. ¿Pero qué es la felicidad?
La abuela Margarita sonrió plácidamente y abrió los ojos:
-La felicidad no es estar alegre todo el día -contestó la anciana-. Es un error. La felicidad incluye las emociones buenas y no tan buenas; las situaciones que nos gustan y las adversas. Para llegar a ser feliz tienes que aceptar que la vida es todo tipo de emociones; tienes que sentir y abrazar que es un cambio permanente y que esto nada ni nadie lo puede evitar de ninguna manera.
– Si acepto el cambio continuo, ¿qué ocurrirá? -quiso saber la mujer caminante-
– Cambiará tu concepto de felicidad – respondió la anciana con los ojos otra vez cerrados- . Ya no esperarás ni te apegarás a los momentos gratificantes. Ya no dependerás de ellos para sentirte bien. Serás capaz de mantener tu paz interior, tu serenidad, traiga lo que traiga el maravilloso flujo permanente de la vida. Entonces, sí serás feliz.
Una vez más este relato me lo han inspirado las enseñanzas de Mónica Fusté.
Para quienes preferís escuchar, aquí tenéis la versión audiorrelato
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