UNA SÁBANA, UNA ALPARGATA Y UNA VACA VIEJA
Apuntes para invocar una chispa de luz
Dicen que todos llevamos dentro una chispa divina. Puedes llamarla Vida, Universo, Dios…o chispita de luz, como me gusta a mí.
Recuerdo a mi padre en su último ingreso hospitalario. Con la cabeza ligeramente enajenada, se afanaba en coger la sábana una y otra vez e intentaba hacer pliegues con la tela. Se perdía en esa labor. También me viene a la mente nuestra gatita Mia. Cuando se siente confusa, se abraza a mis alpargatas de esparto y se aferra a ellas como si fueran una tabla de salvación.
Creo que cuando mi padre hace plieguecitos con sus sábanas y cuando Mía se funde en un abrazo con mis alpargatas es el mismo gesto. Están llamando a las puertas del mismo territorio. Un territorio luminoso y muy hermoso donde siempre estamos a salvo, donde nos sentimos satisfechos, llenos y con inmensa paz. Ese mundo, es nuestro mundo, nuestro hogar, y cuando entramos en él, es fácil descubrir los reflejos de esa chispa divina de la que te hablaba al principio, la chispita de luz que habita en nosotros.
En la vorágine de este mundo fiero, competitito, vertiginoso… es difícil intuir esa chispa de luz. Le echamos tantos desechos encima, la tapamos con tantas distorsiones de falsas felicidades, que, aunque la chispa siempre permanece ahí, se nos vuelve opaca de tantos velos como creamos.
Pero todos estamos preparados para intuirla y, lo mismo que mi padre o Mía, podemos llamar a la puerta. Se trata de encontrar algo que eleve nuestro nivel de amor, de comprensión, de entendimento, de belleza….Algo que nos lleve al mismo nivel que esa chispa de luz, entonces, en ese momento, surge como un tobogán que nos desliza hasta su preciosa luminosidad.
Cada uno tenemos nuestra aldaba para llamar a la puerta. Una de mis preferidas es la escritura. El otro día en la revista digital «La mente es maravillosa» hablaban del poder de la escritura para sentirse en armonía. Decían que la escritura expresiva «siempre resulta catártica y capaz de inducir el equilibrio emocional».
En esta comunidad de Palabras a la Vida creemos firmemente en el poder de las palabras. Nos ayudan a elevar nuestro nivel vibratorio. La más alta vibración dicen que es la del amor. Las palabras nos pueden llevar hacia ella y así abrirnos a esa chispa de luz que nos hace sentirnos tan bien.
Los maestros nos aseguran que ningún ser se perderá si viaja por su territorio interior. También nos dicen que cuanto más entramos en este territorio, más desnudos estamos porque debemos vaciarnos de todo lo que no somos. Una experiencia que implica fortalecer la desconfianza en el mundo externo y la confianza en nuestro mundo.
Quizá sea porque soy una mujer madura, que aunque abro etapas son más las que estoy cerrando, tal vez por eso, como digo, hay un consejo de un monje budista que me encanta y hoy quiero terminar con él:
Ten presente el ejemplo de una vaca vieja, que se da por satisfecha durmiendo en un cobertizo. Tienes que comer, dormir y cagar, eso es inevitable, lo demás no es asunto tuyo
Patrul Rimpoché
Isabel dice
Querida Garbi, una vez más tus palabras llenan mi interior más desnudo, y cual pliegues de sábana o alpargatas refugio lo llenan de luz. Gracias por esta reflexión tan bonita y tan humana.
Gracias por tus palabras, siempre son un faro que brilla para que sepa donde está la orilla.
Abrazos.
Palabras a la Vida dice
Mi querida Isabel, tus comentarios también me llenan de luz. Para mí eres otro faro incuestionable que me recuerda el buen camino para llegar a territorio de belleza y ternura. Muchas gracias por tus palabras, por tu presencia fiel y por la brillantez que desprendes. Un fuerte abrazo.