NO ENMUDEZCAS TU CANTO
Anoche, de madrugada, cayó una fuerte tormenta en el lugar en el que vivo. Me despertaron los truenos y los relámpagos y me levanté a cerrar las ventanas. Es curioso, a mi gatita Mía, para otras cosas miedosa, no le asustó la tormenta, quizá porque es una manera natural de restablecer el equilibrio de la atmósfera. Y lo salvaje, a los gatos, no les es ajeno.
Regresé a la cama y al de una hora volví a despertarme por el calor que hacía en la casa con todo cerrado. La tormenta ya había pasado y abrí las ventanas, de nuevo. El aire fresco y renovado es uno de esos regalos maravillosos que deja la tormenta tras de sí, la renovación y la calma.
Llené varias veces mis pulmones con ese aire tan rico y volví a la cama. Mía se reacomodó en su cesto, como si ella también se sintiera mucho más a gusto con la atmósfera renovada.
Disfrutaba de la calma tras la tormenta y, de pronto, comencé a escuchar el canto de un pajarillo. Eran las seis menos cuarto de la mañana, aún estaba de noche, y él cantaba.
Hacía nada acababa de llover con una gran intensidad y enseguida pensé en cómo estaría su nido y sus plumas. Completamente calados. ¡Y él cantaba! Empezó a hacerlo con mayor alegría y sonoridad cada vez.
Sus trinos daban la bienvenida al nuevo día, se abría a él, a los mensajes que le traía. Me maravilló su manera de estar en el mundo. Acababa de pasar por una intensa tormenta, ¡y cantaba! Cantaba porque esa es su naturaleza, pase lo que pase en la vida. Cantaba porque esa es su esencia y desplegarla le hace sentir plenitud. Cantaba porque estaba vivo y eso es lo único que importa.
¿Te das cuenta de lo que nos enseña un pajarillo? Él no deja de cantar porque se le haya inundado el nido ni tampoco deja de trinar enfadado porque no quería que hubiera tormenta o porque le hubiera gustado que su nido estuviera en otro sitio más resguardado.
Él canta porque ha venido a la vida a cantar. Y nosotras, ¿qué hacemos cuando nos coge la tormenta? ¿dejamos que nos saque de nuestro centro? ¿permitimos que la tormenta nos nuble la mente y nos olvidemos de ser? ¿dejamos de amarnos a nosotras mismas y a la vida o seguimos «cantando» porque hemos venido a «cantar» aunque estemos en una época tormentosa?
Es normal que la tormenta nos vapulee, que nos asuste, que nos haga sentirnos flojas…No pasa nada. Lo importante es volver a tu canto, una y cien veces, las que haga falta, cada vez que te des cuenta de que te «has enmudecido».
No te obligues, hazlo con amabilidad y con respeto, como el pajarillo. Al principio empezó entonando su trino con suavidad y apenas dos o tres sonidos. Luego fue cogiendo confianza, se sintió a gusto y comenzó a alargar la duración del canto y aumentó su sonoridad.
Cada vez que te vayas de tu ser porque algo que ha ocurrido te aparta de él, vuelve a tu canto, con mucha suavidad y no importa que te vayas y vuelvas una y mil veces. Hazlo siempre como si fuera la primera vez, con todo el amor del mundo y como si solo existiera esa vez para «escuchar tu canto».
No importa cualesquiera que sean nuestras circunstancias. Todas nosotras tenemos la capacidad de cambiar, de aprender y de crecer. Préstate atención con amabilidad. Sé para ti misma unos brazos amorosos, que le dan la bienvenida a todo, incluso a las partes menos agradables de ti.
Y recuerda que lo que practicas se refuerza. No enmudezcas tu canto. Permite que suene, que te alegre a ti misma y que alegre al mundo. No te prives ni nos prives de él.
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Hace unos días lancé mi primera promoción de verano. Os quiero dar las gracias a quienes decidisteis uniros a ella para practicar YO ME MIMO PORQUE SOY UNA DIOSA.
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Isabel Garcia Garcia dice
Cualquier cosa inesperada traía vientos de tormenta y oleaje a mi corazón… ya no…ahora yo decido cuanto y como debe de afectarme esa tormenta… o procuro que me afecte las menos veces. He aprendido tantas cosas en Palabras a la Vida, que le estoy enormemente agradecida. Leo y releo los escritos o entradas, y paso a paso voy poniendo en práctica los maravillosos consejos… que además de reflexionar, me aportan mucha paz. GRACIAS GARBI. Por cierto… como sabias que el petirrojo es mi pájaro favorito?
Palabras a la Vida dice
¡¡ Oh, Isabel, qué cosas más bonitas dices siempre !!
Muchísimas gracias por tu aprecio y consideración hacia Palabras a la Vida y hacia mí. Cada comentario tuyo es para mí un gran regalo 🙂
Me alegra mucho que te sirvan mis escritos y que los disfrutes. Sin personas como tú, al otro lado, esto perdería sentido.
A mí también me encantan los petirrojos 🙂 Nos parecemos en muchas cosas, Isabel. Te siento muy cercana.
¡¡ Un abrazo grande !!
Maria dice
Garbi, al leer este post he sentido un soplo de aire fresco en mi corazón.
Lo que dices, es fundamental y cómo lo dices, es precioso, como siempre.
Estoy totalmente de acuerdo contigo, ¡hemos venido a cantar!
Qué nada enmudezca nuestro canto. <3
Te quiero,
Maria
Palabras a la Vida dice
¡¡ Muchas gracias, María, por tus palabras !!
Me encanta que digas que has «experimentado un soplo de aire fresco en el corazón». Es muy muy hermoso. Me dan ganas de dar saltos de alegría sobre mi alma — jjj — Así de feliz haces que me sienta. Muchísimas gracias 🙂
Es curiosa la vida. Al día siguiente de escribir esto, me llegó una situación de esas poco agradables — je, je — . Al principio me descoloqué y mi canto enmudeció. Pero al de un rato, me vino el recuerdo del pajarillo cantando tras la tormenta. Entonces, tomé consciencia del mutismo en que estaba cayendo y, poco a poco, comencé a retomar mi canto. Al principio, bajito y cortito. No sé si lo hice muy bien, pero fue muy reconfortante experimentar que siempre está en mi mano reencontrarme con él.
¡¡ Sí, queridísima María, hemos venido a cantar !!
Tu canto siempre me acompaña 🙂
¡¡ Yo también te quiero !!