Oscuridad, sombras y luz
Estamos en los días más cortos del año, con menos horas de luz. Este reino de la oscuridad es magnético y a mí me encanta.
Es en las entrañas y en ausencia de luz donde se prepara lo que llegará a ser, como la semilla bajo la tierra o el ser humano en el útero materno. En esta falta de luz, ¡es curioso!, se alumbra la vida. Por eso, siento que en esta oscuridad creadora que mima, arropa y arrulla lo que está naciendo, se experimenta mejor que nunca la fuerza creadora de lo sagrado femenino. Es puro «yin».
Solemos temer la oscuridad. Pero en cada una de nosotras hay luces y hay sombras; las luces son nuestras y las sombras también. No las tengamos miedo ni miremos para otro lado. A las sombras hay que llevarles luz y entonces se transforman. Y cuando sucede este milagro de la transformación conseguimos verlas con ojos nuevos, con un mirar desde el corazón, donde hay sitio y ternura para todo, y entonces la sombra, como te decía hace un momento, empieza a ser «otra cosa», más llevadera, más amable.
Ya no hay tanta fragmentación en nuestro interior; en su lugar surge una convivencia pacífica de lo que somos.
En estos días de sombras, exteriores y, en mi caso, también interiores, me gusta pensar que dentro de nosotras hay dos puertas. Está la Puerta del Cielo y la Puerta del Infierno. Con un simple cambio de mente y en un instante podemos pasar de la una a la otra. No es difícil y es muy potente.
Se trata de ser conscientes y se produce el cambio. Cuando en nosotras surge la consciencia de algo ya no hay marcha atrás; podemos no hacer nada, no pasar a la acción, pero, desde luego, no podemos ignorar que el poder es nuestro, aunque queramos olvidarlo. Hemos abierto los ojos y ya no los podemos cerrar.
Para pasar a la Puerta del Cielo y que se te abra de par en par no hay nada como conectar con «tu verdad». Si sientes que algo es hermoso, es hermoso. Si sientes que algo te hace feliz, te hace feliz. Si sientes que algo es verdad, es verdad. De esta manera conectas con tu verdad, con lo que eres, con eso único e irrepetible que hay en ti, que nunca antes ha existido y no volverá a existir.
Desde esta actitud, la Puerta del Cielo se abre para ti. Es sólo un cambio de mente y un instante. ¿Lo ves?
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Isabel Garcia Garcia dice
Querida Garbi, nunca me ha gustado mucho este tiempo de oscuridad, estos dias tan cortos de luz, pero lo has expuesto tan maravillosamente que llevo unos dias experimentando conmigo, me he atrevido a conectar con mi verdad, así sin miedo. Y he observado que me ha venido fenomenal el cambio de mente. GRACIAS por estar ahí. Un abrazo.
Palabras a la Vida dice
¡¡ Oh, Isabel, es precioso lo que dices !! Me alegra mucho. Aunque parezca lo contrario, en el mundo de las dualidades, una no es mejor que la otra. Pero en la «educación» que recibimos, hay una «dualidad» que nos la presentan como la buena y «otra» que nos la presentan como la mala. Son cosas de las «jerarquías» que nos imponen en la cultura, en la educación, en la religión…Intereses creados. En cada dualidad son necesarias las dos caras; una no es sin la otra, ambas forman parte del todo. Y podemos pasar de una a la otra según cómo vibremos. Ya sabes que no hay vibración más elevada que la del amor. Donde hay amor es imposible que haya miedo. ¡¡ Un abrazo enorme !! Muchísimas gracias por escribir y, sobre todo, por estar ahí y ser como eres.