Interconexión
Son días para recordar. ¿Sabes cúal es el origen de esta palabra? Viene de re-cordis, que significa «volver a pasar por el corazón».
Cuando «re-cordamos» a alguien o algo que hemos vivido, es posible iluminarlo con la luz de otra mirada, tan profunda, tan amorosa, tan bella… como nosotras decidamos durante el acto del recuerdo. Por eso hoy te propongo recordar y, a la vez, despertar el poder mágico de la conexión.
¿Qué vamos a conseguir con esto? Primero, traer a nuestro corazón a los ausentes; segundo, honrar a nuestros ancestros y darles las gracias porque sin ellos, ahora mismo no existiríamos nosotras y, en tercer lugar, este acto de recordar despertando el poder de la interconexión nos permirte sentir que somos Uno, que todos y todo somos eslabones de una «única cadena».
¿Y sabes qué? Que cuando te sientes perdida o despistada puedes acudir a tus ancestros, pedirles ayuda y compartir su sabiduría. Esa sabiduría, como todos somos Uno, también forma parte de ti. Despierta a ella a través del poder de la interconexión.
Cierra los ojos y toma una respiración profunda.
Siente cómo esa energía superior entra en tu cuerpo, en todos los rincones.
Al espirar, lenta y profundamente, suelta todas las partes de tu cuerpo. Sé consciente de cómo sueltas tensión y te vas relajando.
Vuelve a inspirar con calma y profundidad. Visualiza, mientras inspiras, cómo una energía superior, en forma de luz blanca, va entrando en tus células.
Al expulsar el aire, siente el relax de tu cuerpo. Experimenta cómo vas soltando la tensión allá donde se encuentre.
Y una última vez: inspira, visualiza esa luz blanca bañando tu interior y espira, dejando tu cuerpo relajado, ya sin ninguna tensión.
Ahora, imagina una esfera de luz blanca en tu corazón. Visualiza cómo ese haz de luz sale de tu corazón, baja por tus piernas, llega al suelo y se adentra por las capas de la Tierra hasta que llega al corazón de la Madre Tierra. Ahí hay otra esfera de luz blanca. Conecta con ella. Siéntela. Experimenta cómo su luz y la tuya se funden porque son lo mismo.
Vuelve a la esfera de luz blanca en tu corazón. Ahora el haz luminoso, sube por tu cuello y tu cabeza y sale…Atraviesa el techo de tu casa y las capas de la atmósfera terrestre…hasta que llega a otra enorme esfera de luz blanca que está en el corazón del Universo. Siente la conexión de tu luz con la suya. Disfrútala. Experimenta ese bienestar.
De nuevo, regresa a la esfera de luz blanca en tu corazón. Esta vez, visualiza esferas de luz blanca en los corazones de las personas con las que te quieres interconectar, aunque no las conozcas, aunque no les pongas cara. Son los corazones de tus ancestros. Experimenta una enorme gratitud hacia ellos y házsela llegar, bombéala desde tu corazón a los suyos, a través de esos haces de luz que estás visualizando y que os unen.
Siente cómo vuestras energías se amplifican, se suman, se fortalecen…Nútrete del amor, de la ternura, del bienestar que hay en esta interconexión. Siente el calor y la belleza de esa red de haces de luz entre corazones que comparten esa misma energía superior que has encontrado en el corazón de la Madre Tierra y en el corazón del Universo.
Inspira profundamente e integra mediante tu respiración todo lo que te está aportando esta interconexión. Vuelve a dar las gracias.
¿Cómo te sientes? Ahora es necesario que esta nueva energía que ha entrado en ti, fluya por tu interior, se acomode dentro de ti y la integres para siempre. ¿Cómo?
Bailando!! Sí, vas a bailar. Es la mejor de manera de mover una energía y asentarla con rotundidad. Baila un buen rato al ritmo de esta estupenda canción. Como nos sentimos agradecidas, vamos a bailar la danza de la gratitud. Ya verás qué subidón; es imposible no sentirte alegre.
En este blog las palabras quieren ayudarte a que te mires con ojos nuevos y también a que vuelvas a tener en cuenta lo que habías «olvidado» que existía. Para no perderte ninguna entrada suscríbete gratis.
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