ESCUCHA EL LENGUAJE DE TUS LÍMITES
Una persona muy cercana y muy querida me hablaba hace unas semanas de su bajo estado de ánimo. Yo escuchaba su dolor hasta que ella pronunció una frase reveladora. Como, si de pronto, hubiera sido capaz de llevar luz donde le dolía. Me dijo: «quizá sea porque no acepto mis límites».
De pronto comprendí que ahí estaba la clave. Creo que muchas veces ignoramos el lenguaje de nuestros límites. No nos gusta hacerles caso. Los desoímos porque pensamos que reconocerlos nos hace débiles. Creemos que decir «aquí está mi límite y hasta aquí llego» es un signo de flojera y nos culpabilizamos por ello. Y, precisamente, se trata de todo lo contrario.
Aceptar nuestros límites es querernos. ¿Y sabes por qué? Porque tus límites están para protegerte. Son como una de esas luces de alarma que se encienden en el salpicadero de un coche. Indican que algo no va.
Te sientes al límite porque el camino por el que vas no es el tuyo y cuando nos alejamos de nosotras, nos vamos vaciando. Eso es lo que te gritan tus límites: ¡cuidado! te estás desconectando de lo que tú eres, reconduce tus pasos. Si no lo haces, te quedarás vacía, agotada, desilusionada…será como si se hubiera abierto una brecha cada vez mayor en tu depósito. Perderás gota a gota tu energía.
Cuando, por el contrario, atiendes el aviso de tus límites y los aceptas, te estás reconectando con tu ser, y eso siempre te llena de energía. Vuelves a la vida.
Por eso es tan importante conocer el lenguaje de tus límites. Nos dicen ¡tantas cosas!
A veces, como te he contado ahora, nos recomiendan que nos repleguemos, y, otras, sin embargo, que los desafiemos. Cuando nuestra vida pierde brillo por el peso de la rutina, cuando nos resulta muy complicado sorprendernos, cuando nos volvemos descreídas…los límites están hablando nuevamente.
En esta ocasión son una invitación a que los ensanchemos, a que los desplacemos, para descubrir territorios nuevos que nos devuelvan una mirada de exploradoras. Los límites nos están diciendo, entonces, que es la hora de cambiar nuestra mirada vieja por otra recién estrenada.
No desacredites tus límites ni los rechaces. Te están dando una información muy valiosa. Incluso cuando ocurre algo desagradable o doloroso. Cuando tengas una de estas experiencias, querrás huir de ella, querrás evitarla y rechazarla. Sentirás tus límites y te dirás «no puedo». Pero, de nuevo, será una oportunidad.
Sentir tus límites rechazando las dificultades es una oportunidad para aceptarlas. Es aprovechar la ocasión para crear un espacio en el que esa experiencia ocurra, para dejarla ser, para permitir que permanezca. Aunque parezca lo contrario, cuando permitimos ser a lo desagradable e intentamos abrirnos a ello con una mirada bondadosa, lo desagradable se suaviza. Yo lo estoy probando y es así.
Aceptar el mensaje que nos traen nuestros límites es esencial. Escúchalos. La lección me la ha regalado, como te decía al principio, una persona con su dolor, una persona a la que quiero mucho. Gracias, de corazón.
Y antes de terminar, quiero acoger en esta entrada otro regalo. Son las fotografías de una seguidora de Palabras a la Vida y alumna de la Escuela de escritura personal. Isabel dice que la fotografía le enseña a ver la belleza de las pequeñas cosas cotidianas y a disfrutarla.
Está claro que cuando está cerca de su cámara de fotos, despierta a la Diosa que habita en ella.
Me ha regalado una selección de fotografías sobre el otoño que son una auténtica delicia y algunas de ellas las comparto ahora con vosotras. Muchas gracias, Isabel, por tu arte, por tu sensibilidad y por tu generosidad.
Isabel Garcia Garcia dice
Querida Garbi, es fenomenal que escribas sobre los limites, la verdad que me he sentido culpable muchas veces por traspasar los mios. La vida me ha dado la experiencia de saber hasta donde debo de llegar para no dejar de sentirme bien. Te felicito por este post, es sencillamente maravilloso, me ha encantado leerlo… y releerlo. Mil gracias por acompañarlo con mis humildes fotografías, yo creo que mi cámara me ha estado esperando siempre, soy muy feliz con ella. Aprovecho para felicitar La Navidad a la comunidad de Palabras a la Vida. Os deseo mucha felicidad y que se cumplan todos vuestros deseos. Un abrazo lleno de agradecimiento.
Palabras a la Vida dice
¡¡ Hola, Isabel !!
Son maravillosas tus palabras lo mismo que tus fotografías.
Es un lujo que en Palabras a la Vida podamos contar con ellas, tanto con las unas como con las otras.
Me siento muy agradecida por tu presencia y por tus aportaciones 🙂 Sin ti y sin ellas, Palabras a la Vida no sería lo mismo.
La clave, como dices muy bien en tu comentario a este post de los límites, es saber hasta dónde podemos llegar sin dejar de sentirnos bien. Es de una gran sabiduría esta frase que nos regalas. Me gusta mucho cómo lo has expresado y me lo repetiré las veces que me haga falta.
Tus fotos son transparentes y evidencian esa felicidad que dices te da la cámara. Solo hay que verlas 🙂
Muchas gracias por tus buenos deseos, Isabel. En mi nombre y en el de esta comunidad te deseo también a ti lo mejor.
¡¡ Un abrazo grande !!