He estado viendo una videoconferencia. El conferenciante hablaba de la necesidad de poner por escrito nuestro propósito en la vida.
No te asustes con la palabra propósito. Si te parece grandilocuente, la puedes cambiar por «aquello que da sentido a tu vida», tu razón por excelencia, ésa que te llena de alegría, ganas, entusiasmo…también cuando caen chuzos de punta.
A mí me cuesta bastante levantarme de la cama y he comprobado que si nada más despertar traigo a la mente algo que tenga que ver con mi «propósito de vida», pongo los pies en el suelo de la habitación con muchísima más facilidad. Es una simple anécdota pero, a veces, en los detalles más simples y comunes de la vida se aprecia el valor de las cosas.
En esa conferencia nos han recordado el caso del nadador David Meca. Ya sabéis que es un gran deportista especializado en cubrir largas distancias a nado en aguas abiertas. Uno de sus retos fue nadar tres veces seguidas el Estrecho de Gibraltar. Ir, volver y, de nuevo, ir.
Cuando afrontaba el último tercio, se echó la niebla. Empezaba, además, a caer la noche. David Meca estaba ya físicamente muy cansado: tenía frío, vomitaba…y lo peor de todo es que la niebla no le permitía saber a dónde se dirigía, no podía ver su meta.
Al final, decidió dejarlo y subirse al barco que, a modo de apoyo, hacía la travesía junto a él. Desde el barco tampoco habían podido orientarle a causa de la niebla.
Unos minutos después de que el nadador subiera al barco, ¿sabes qué?: llegaron al destino. Apenas le faltaba un kilómetro a David Meca para haber cumplido su reto por completo. A partir de esta experiencia, el deportista decidió que en sus próximas pruebas, habría un foco en el lugar al que habría de llegar, para no perderse.
Un foco que nos diga adónde vamos, una luz que nos recuerde el rumbo que hemos elegido para nuestra vida. No tiene que ver con metas a corto plazo ni de tipo material.
Ese foco/faro/propósito/razón de ser….ha de ser algo más profundo, más conectado con la parte auténtica de cada cual.
Por lo tanto, la primera tarea, antes de fijar tu propósito, será descubrir dónde está tu talento especial: a menudo tiene que ver con lo bueno que otras personas destacan de ti y en lo que tú no habías reparado porque te parece «natural».
Y lo es, un talento es algo tan natural en nosotros mismos, que con él se nos pasan las horas sin darnos cuenta, y, además, nos resulta sencillo, nos sale de una manera fluída y nos hace sentirnos !tan, tan bien!
¿Qué tal? ¿Te están sirviendo estas pistas? ¿Dónde está ese talento tuyo especial que te permite hacer algo con estilo?
¿Dónde concentras tu energía creativa, tu entusiasmo y tu vitalidad?
Te pongo ejemplos:
Cuando pones orden y belleza en tus cosas, cuando escuchas, cuando mimas a las personas que te rodean, cuando te dejas llevar por la magia de tus hijos, cuando creas un espacio para ti y para tus libros, cuando sales a la naturaleza y respiras y corres y te llenas de libertad, cuando experimentas belleza…, cuando visitas los puestos de un mercado y te admiras con los magníficos alimentos que al ser humano le entrega la tierra y su trabajo…
Podría seguir y seguir, pero la respuesta ha de ser tuya y sólo tuya.
Una vez que tengas claro tu talento o tus talentos, formularás — en conexión con ese talento — tu propósito en la vida: ese foco que te iluminará en tu viaje en los próximos dos, tres, cinco años.
Imagina que tienes un talento especial en conectar con la grandeza de la naturaleza cuando haces deporte en ella. Pues un propósito de vida en conexión con ese talento, podría ser:
Soy un corredor natural extraordinario. Sentir en mis pies la fortaleza de la tierra y en mis pulmones la pureza del aire me llena de energía y así vivo la vida que quiero, desde la fortaleza, desde la pureza, desde la autenticidad de lo natural y con la grandeza de un corredor de fondo que a cada paso me sé ganador porque eso es ya una meta.
¿Ves la esencia de lo que es un propósito de vida? Lo debes poner por escrito y recordártelo muy a menudo, si es cada día, mejor. Es tu gasolina.
O como decía el conferenciante, si tú eres un velero, el propósito de vida es el viento que te permitirá desplegar todas tus velas y mostrarte con toda tu intensidad y esplendor en esta apasionante travesía.
Ya tienes otro ejercicio de escritura más para los próximos días. Recuerda que sigo preparando un taller on line con ejercicios escritos para conocerse mejor y disfrutar haciéndolo. «Escríbete y vivirás mejor» — así se llama — pronto verá la luz. ¿Te interesa?
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