CUANDO TE HACES CACHITOS
Una historia de un túnel, lágrimas y luz
El otro día me emocionó un mensaje que me enviaron. Decía: «Regálate la oportunidad de ser feliz y aceptar que te lo mereces». Conectó con mi corazón.
He pasado una larga temporada en el túnel, muy lejos de la entrada y de la salida, en medio de una oscuridad profunda en la que me daba la sensación de que los rayos de luz no volverían jamás para mí. Pero todo pasa. Todo llega y todo va pasando. Después de un ciclo duro y pesado pueden llegar incluso las muy buenas noticias, magníficas.
Lo que ocurre en esos casos es que desconfías. Te cuesta creer que la mala racha te vaya a soltar. Has llorado a mares porque no podías sostener tu pena pero las lágrimas tienen un poder especial: alivian el peso de las cargas pesadas como losas. El llanto nos purifica porque evita que el dolor se estanque y nos amordace el corazón. Por eso, cuando necesites llorar, llora, y si alguien de al lado se preocupa recuérdale que las lágrimas son hermosas pues nos permiten ver la verdad.
En las etapas de tristeza aflora la culpabilidad. Piensas que para estar en el pozo en el que has caído has tenido que transitar por caminos equivocados. También te sientes culpable porque, a pesar de recibir mucho amor y cuidados de las personas que te rodean, tú eres incapaz de remontar el vuelo.
Cuando estás hecha cachitos descubres lo importante que es mirar tus heridas con sumo amor y ternura. Es muy importante darse cariño, comprensión y paciencia. Como dicen los maestros espirituales, se trata de llevar con tranquilidad y amorosamente nuestra fragilidad y vulnerabilidad. Y no olvidar la impermanencia, porque todo pasa.
Por imposible que parezca, siempre, repito, siempre, llega un día en el que en el recodo del camino, muy a lo lejos, en un principio, empiezas a vislumbrar la silueta de la alegría, esa que pensabas que nunca volverías a sentir. Pues sí, reaparece en tu vida, de la mano de cosas sencillas y pequeñas, que son las que importan. Entonces, te sorprendes sonriendo o, de pronto, te da un vuelco el corazón -un vuelco de alegría- o te llama la atención el sonido de una corta carcajada que hacía una eternidad no salía de ti.
He estado hecha añicos y aunque el dolor machaca, los trocitos se han ido recolocando y están dando lugar a una nueva forma, como si estuviera naciendo otro espíritu al que ahora toca redescubrir la vida. Por eso, cada pasito se vuelve un reto. Por eso, las lágrimas de la mañana son hermosas y cuando tengo la suerte de palpar momentos de amor o de belleza, me llevo una explosión de luz que, gracias a Dios, me acerca a la vida.
Marysa dice
Querida Garbi,
La vida es cíclica y dinámica, nunca permanecemos para siempre en un mismo lugar. Espero que tus heridas de guerrera se hayan sanado. Recuerda que ahora eres una nueva Garbi, más empoderada, diferente, más sabia. Todo lo que la vida nos trae, sea mejor o peor, es para que evolucionemos hacia nuestra esencia de Luz. Un fuerte abrazo
Palabras a la Vida dice
Hola, Marysa!
No me canso de leer tu comentario. Son unas palabras muy hermosas y balsámicas. Un millón de gracias.
Sí, me encuentro mejor, con alegría y mayor fortaleza. Mi vivencia de tan profunda oscuridad me ha permitido no olvidar que somos luz y que, al final, siempre es posible reconectar con ella. Me encanta cuando hablas de las heridas de guerrera y de evolucionar. Eres una mujer sabia y luminosa. Muchas gracias por leer Palabras a la Vida. Es un honor. Un abrazo grande!
Isabel dice
Querida Garbi, a veces se nos olvida que estamos en constante evolución, y es necesario pasar por túneles oscuritos para volver a encontrarnos. Aceptar nuestra fragilidad y perdonarnos hará que sanen nuestras heridas. Felicidades por volver a brillar con tu luz, la luz que ilumina siempre Palabras a la Vida. Gracias por volver. Te esperábamos!! Un abrazo fuerte.
Palabras a la Vida dice
Queridísima Isabel!!! Me emocionas.
Muchísimas gracias por tus palabras siempre tan bonitas y tan sabias. Eres un regalo y es un honor que leas Palabras a la Vida.
Gracias a ti por estar siempre ahí. Un abrazo enorme.
Mar dice
Qué alegría leer tus palabras!
Nos has tenido muy preocupados, Garbi.
Los que te queremos hemos sufrido viendo la dura y larga travesía que has transitado, ese tremendo túnel del que hablas, del que no sabíamos cómo ayudarte a salir. Sin embargo , nunca perdimos la confianza en tu fuerza interior y en esa sabiduría que tanto has buscado y que, al final, a ti te ha devuelto la risa y a nosotros a nuestra entrañable Garbiñe. Te queremos 😘
Palabras a la Vida dice
Mar, qué alegría recibir tus palabras por aquí!! Son una sorpresa muy grata.
Muchísimas gracias por el comentario e infinitas gracias, sobre todo, por vuestro cuidado, antención y cariño. Me he sentido muy arropada en todo momento y eso es un lujo. Yo también os quiero. Un fuerte abrazo y muchas gracias por tu fidelidad a Palabras a la Vida.