CORAZÓN LIBRE, NO TE ENTREGUES
La otra mañana, mi pareja, que es muy cantarín, tarareaba mientras hacía sus cosas. Entonaba un estribillo que me pareció muy hermoso y me hizo reflexionar. «No te entregues, corazón libre», decía.
Lo primero que pensé, al escucharlo, fue en la grandeza consustancial de nuestro corazón. En él viven la alegría, el entusiasmo, la libertad, el amor, la compasión, el perdón…Tenemos un corazón lleno de todo lo mejor.
Pero muchas veces lo olvidamos. ¿Por qué? Porque lo entregamos.
Lo entregamos a los miedos que nos aprisionan, a la tristeza que nos ahoga, a la inercia que nos mata, a nuestra mirada cansada que nos arrebata el entusiasmo…Lo entregamos al enfado, a la frustración, a la rabia…
Pero él, el corazón, es libre y nos lo repite mil veces para que desistamos de esa decisión de subyugarlo…Es libre y no quiere que lo condenemos a lo que no es.
Por eso me conmovió el estribillo de la canción: «Corazón libre no te entregues». Porque ya es hora de ponernos de su parte, de reconocerlo, de apreciarlo, de empujarlo. Ya es hora de agarrarnos a cada uno de sus latidos e impregnarnos de su bondad, de su ilusión, de su ternura y de su vitalidad.
Ha llegado el momento de escucharlo sin tapujos, de nadar en su torrente y decirle que «sí», que siga siendo libre para tomar las riendas. Y le vamos a dejar claro que no le daremos la espalda los días que sintamos un vacío en nuestro interior.
Cerraremos los ojos y le pediremos que recicle nuestros sueños rotos, que ponga algodones en nuestras heridas, que encienda velas que desvanezcan nuestros miedos. Dejaremos, en silencio, que despliegue su alquimia mientras le esbozamos una sonrisa.
Y no olvidaremos que en el corazón habita el amor, que es nuestra razón de ser. Estamos aquí para dar y recibir amor. Vivir es recorrer nuestro camino del amor.
Pon tu mano sobre el corazón. En esa posición, siente el calor de la mano y los latidos del corazón. Date cuenta, entonces, de que todos sufrimos, porque forma parte de nuestra naturaleza humana, pero aunque esto sea así, ahí está él, corazón libre, que no se entrega, porque está preparado para darte el amor que necesitas. Siempre, siempre, cumple su parte.
Y una última cosa, cuando le pides a tu corazón el cariño y la compasión que necesitas, al menos a mí, me entra una sensación de calma que es una verdadera delicia.
Isabel Garcia Garcia dice
Querida Garbi, me parece un post maravilloso, describes al corazón de una manera tan bonita, que llevo varios dias leyendo tus palabras y escuchando los latidos de mi corazón, dejando que cada latido sea libre de sentir, de amar, de llorar de reir…. Gracias por hacerme sentir de esta forma tan bella.
Te doy un abrazo de esos que quitan el hipo.
Palabras a la Vida dice
¡¡ Querida Isabel !!
Muchas gracias por permitirme sentir los hermosos latidos de tu corazón ♥
Me han llegado hasta aquí, llenos de una pasión por vivir que contagia. Sentirlo me ha dado mucha alegría y te lo agradezco.
¡Ja,ja,ja! Me ha encantado tu abrazo 🙂
Yo también te mando, de vuelta, otro abrazo «de los que quitan el hipo» y a rebosar de cariño.