Cómo estoy y qué quiero
¿Cuánto tiempo hace que no te lo preguntas? Me refiero a estas dos cuestiones:
Primero, preguntarte «¿cómo estoy?» y, luego, a renglón seguido «¿qué quiero?»
A veces no somos felices porque no tenemos tiempo. No nos permitimos parar, respirar y escuchar a nuestro corazón. Él está deseando que le hagamos estas preguntas porque su misión es llevarnos por el camino de la felicidad.
Para llegar al bienestar y vivir la vida como quieres es necesario conocerte. Y para conocerte, es una exigencia parar y hacerte estas preguntas.
Si no sabes cómo estás, ¿cómo vas a saber qué es lo que te hace o no feliz? Y si desconoces lo que te trae alegría, calma, bienestar, pasión…¿cómo vas a atraerlo a tu vida?
Como puedes ver, no hacernos estas preguntas es desperdiciar la vida, porque ser feliz no es un derecho, es un deber, pues todo nos ha sido dado para que lo logremos. ¿Lo vas a desaprovechar?
Pregúntate cómo estás y pregúntate qué quieres. Sin miedo. Y, luego, verbalízalo; ponle palabras claras y concisas.
Recuerdo un viaje en autobús junto a un religioso. Yo no sabía que era sacerdote; lo supe después de que, entre nosotros, brotara la charla.
En un momento de la conversación le dije que quería confíar más en la vida. En aquel momento estaba pasando por unas circunstancias y necesitaba más confianza.
Entonces, él me preguntó:
— ¿Se lo has pedido a Dios?
Yo me quedé en silencio y asombrada. Él continuó:
— Es que a veces — dijo — queremos cosas y no se las pedimos a Dios. Si no pedimos — continuó –, ¿cómo nos va a ser dado? Es algo muy importante — concluyó — y se nos olvida.
Tenía razón aquel religioso. Su lección se me quedó grabada para siempre.
«¿Qué quiero?» Pregúntatelo y cuando tengas la respuesta de lo que quieres, pídelo. Pídeselo a Dios/la Divinidad/el Universo/la Vida…o como quieras llamarlo.
Pero pídelo con claridad, sin rodeos, sin ambigüedades y con total confianza.
«Pedid y se os dará». ¿Lo recuerdas?
Mi gatita Mía — que ahora mientras escribo está dormitando en su cesto — cuando quiere algo, siempre lo pide. Tiene un amplio repertorio de maullidos para cada cosa. Quiere jugar, lo pide; quiere comer, también; quiere que la acaricie y la mime, también lo pide.
Ella conserva esa sabiduría natural de la que los humanos hemos ido perdiendo la conexión, y es necesario que emprendamos el camino de regreso «a casa».
Mía, cuando pide, no teme la respuesta. Yo creo que, a veces, las personas no pedimos por miedo a un «no», a que no llegue a nuestras vidas ese pedido.
Pero renunciar, por miedo, a preguntarnos cómo estamos y qué queremos es renunciar a vivir con plenitud.
Desde el miedo nos empequeñecemos, nos encogemos, el corazón se contrae y sentimos un peso y una opresión que nos ancla y nos impide avanzar y disfrutar de la intensidad de la vida. Nos la perdemos.
Aceptar los «noes» de la vida, aceptar que lo que pedimos a veces no llega como esperábamos, nos da libertad. Y la libertad son alas para volar a lo grande y desplegarnos en todo nuestro esplendor. ¿Te vas a perder esto por miedo a un «no»?
Una vez leí que si le pides algo al Universo y no te llega, es que está preparando un pedido mejor para ti. Pregúntate: «¿con qué me querrá sorprender?» Y reenergízate…y tira para adelante con la absoluta convicción de que si tú sabes el «QUÉ», la vida ya se encargará del «CÓMO».
Si tú sabes QUÉ QUIERES y lo pides, el Universo ya se ocupará de CÓMO hacer para que llegue.
Hay veces en que yo tengo muy claros mis «qués» — qué es lo que quiero — pero no sé seguir adelante, no sé cuáles han de ser los pasos para que eso llegue.
Entonces, se lo pido directamente a mi corazón. Él, en estos asuntos, es el mejor maestro. Le digo:
— Corazón, tú que llevas las riendas de mi vida, no sé qué hacer para … — aquí menciono lo que quiero — Te pido una respuesta y tengo absoluta confianza de que esa respuesta será la mejor y la más adecuada para mí.
Gracias, corazón, porque ya sé que está de camino e ilumíname para que cuando llegue, la sepa interpretar.
Así es. Así sea.
Te invito a que practiques la escritura personal como herramienta de introspección. Pararás, tomarás concienca de lo que sientes y lo que quieres y, sobre todo, disfrutarás descubriéndote. Ya sabes que conocerse es acercarse más a más a lo que te hace feliz.
Haz clic en el logo de la Escuela para visitarla y te llevarás de regalo la inspiración del Mantramail.
Y para suscribirte a este blog, sólo has de dejar tus datos en las casillas que hay debajo de este post.
maria dice
Me ha gustado mucho
Palabras a la Vida dice
Me alegra mucho, María 🙂 y muchas gracias por expresarlo y compartirlo. ¡¡Un abrazo grande!!
Patricia dice
Un texto bastante interesante
Palabras a la Vida dice
Hola, Patricia !! Muchas gracias por tus palabras y por compartirlas. Me alegra que lo que has leído te resulte interesante 🙂 Un abrazo !!
Martin dice
Cómo va eso de convertirte en la persona que has elegido,SER?????
PAZ y LUZ para nuestro camino de la Vida…
Palabras a la Vida dice
Hola, Martín !! Muchísimas gracias por tus palabras y por tus deseos 🙂 Ya sabes que en este camino hacia el centro del ser no se trata de añadir nada nuevo sino de ir quitando, soltando, desvelando…ir sacando esa «maleza» que «hemos dejado» que fuera ocultando el camino de regreso a casa. Ahí estoy, desbrozando y, sobre todo, limpiando, limpiando y limpiando, porque en ese vacío, ¡zas!, un día entra la inspiración, la que nos conecta con ese algo grande, y ¡ya tienes la respuesta!, sin esfuerzo, de manera natural…Con sus luces y sus sombras este camino de la vida es APASIONANTE!! Un abrazo y bienvenido a Palabras a la Vida.