La carcajada sagrada de Baubo
Me encantan las risas entre mujeres. Sí, esas risas que surgen cuando tú, mujer, estás al lado de otras mujeres a las que amas y te importan. Esas mujeres con las que compartes lo que te duele, lo que te preocupa, lo que te entusiasma…
A mí me pasa a menudo con mi hermana y recuerdo una ocasión «colosal» en que también estaba mi sobrina, que es su hija.
Mujeres desnudando su alma, a veces en situaciones catastróficas y , sin embargo, acabar riendo a carcajada limpia, a mandíbula batiente.
¿Sabes que para reirse así se necesita libertad? Las mujeres maduras, que hemos cumplido años, afortunadamente, la tenemos. Ya empieza a preocuparnos bastante menos eso de agradar a los demás, de que piensen bien de nosotras…
Estamos, como os decía en el post de la semana pasada, en el nivel del «¡ya está bien!», y ya no nos interesa ser «modositas»; lo único que queremos es ser nosotras mismas y reirnos a carcajadas es radicalmente genuino.
Cuando las mujeres nos reímos entre nosotras es divertido, es directo, es solidario…Jamás es cruel ni despreciativo porque, como os decía, este humor tiene los valores del grupo, y , como tal, es solidario y compasivo.
Es un humor que suaviza las situaciones agobiantes y las cuestiones dolorosas, que permite recuperar el equilibrio.
Tú que me estás leyendo y eres mujer, sabes perfectamente de qué te hablo 🙂
Este humor de mujeres tiene un referente que me encanta en la mitología griega. Ya os he hablado otras veces de la historia de Perséfone.
A Perséfone la secuestró Hades, el dios de los mundos subterráneos, y lo hizo con el consentimiento de Zeus. Cuando Deméter, la madre de Perséfone, lo supo, cayó en el más profundo de los dolores. Comenzó a buscarla sin descanso, de día y de noche, y como no la encontraba, su dolor cada vez más y más intenso hizo que se dejara de cuidar, que se fuera abandonando…
Estando en esta situación se encontró con la doncella Baubo y ésta le ofreció algo que beber a Deméter , a quien nadie arrancaba de su doloroso silencio. Pero Baubo se puso a contar chistes picantes . Sus bromas le hicieron sonreír y cuando la doncella Baubo se levantó las faldas, a modo de chanza, y mostró sus partes, Deméter empezó a reir y se curó.
¡Me encanta esta parte del mito! Me parece pura ternura. Es lo que pasa con esas risas entre mujeres.
Las mujeres en los momentos de dolor, tristeza o injusticia…podemos gritar, llorar, jurar, vomitar… pero si Baubo se encuentra presente, en ese momento alguien puede intervenir con un comentario irónico, irreverente… y arrancará lágrimas de risa y suavizará la situación.
Sé que te estás riendo recordando una situación como la que te digo. Podemos estar en el peor de nuestros días, pero una buena amiga dice algo que nos hace reir a todas, y entonces empieza la curación. Es la carcajada sagrada de Baubo.
Baubo encarna a las diosas de la alegría. Recuerda que estos arquetipos, de los que te voy hablando, están en ti y solo de ti depende darles el protagonismo que quieres que tengan en tu vida.
Y una última reflexión:
Las mujeres que se sienten cómodas consigo mismas se ríen mucho juntas, sobre todo, las que llegan a la edad madura 😀
Invoca a Baubo cada vez que quieras transitar del dolor a la carcajada. Su alegría desenfadada — que es la tuya — lo hace posible.
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