ÁNGELES DE LA GUARDA
Apuntes de un diario
Cada vez creo más que somos el resultado de la huella que dejan en nosotros las cosas pequeñas y los seres del día a día, donde, además de las personas, incluyo los animales y las plantas que nos acompañan. Hace unos días estuve en el hospital y mi experiencia la marcaron estas pequeñas cosas.
Era mi primera vez en un quirófano y tenía mucho miedo. En la espera, en un compartimento, tuve la suerte de que me atendiera una enfermera que contagiaba confianza. Era una de esas mujeres que en su oficio sabe lo que tiene entre manos y transmite seguridad. Pero, al mismo tiempo, era cercana, cálida. Un alma cuidadora.
Cada noche, antes de acostarme, tengo la costumbre de formular una aspiración ante un altar que he montado a mi manera, con distintas piedras hermosas y otros objetos a los que doy un significado especial. Ante ese altar, me digo «venga lo que venga al día siguiente, lo recibiré con los brazos abiertos», porque siempre hay algo en las cosas que se puede aprovechar. Todo nos sirve de combustible.
Así que en el hospital, cuando topé con aquella enfermera, pensé «esto empieza bien». En realidad, había comenzado bien mucho antes, porque desde que llegué estuve acompañada por mi pareja y por mi amiga Marisa. Pero me refiero a esos seres desconocidos que llegan a tu vida como si fueran ángeles.
Y es que algo más tarde, en la puerta del quirófano tuve la sensación de que me acogía un verdadero ángel. Llevaba un pañuelo de colores en la cabeza y unas gafas también llamativas. La mascarilla le tapaba la boca pero fue capaz de sonreírme con los ojos. Me preguntó cómo me encontraba. Le respondí que tenía miedo a que no saliera bien y se me saltaron las lágrimas.
Me contestó que todo iba a salir bien y pronunció la frase con una certeza tan aplastante que se me empezó a disolver el miedo. «No te preocupes» — añadió — yo voy a estar todo el rato a tu lado, te voy a acompañar». Aquel ángel de la guarda era el anestesista y ha marcado profundamente, para bien, mi experiencia en el quirófano.
Creo que en nuestro día a día hay bastantes más ángeles de la guarda de los que pensamos. A veces, como en este caso, toman cuerpo y nos rescatan de momentos difíciles. Otras veces me gusta pensar que pasan a nuestro lado, sin darnos cuenta, pero dejan señales.
«Ha pasado un ángel». Se dice cuando, de pronto, en un grupo se hace el silencio. Quizá sea porque para experimentar su belleza sobran las palabras. Es una hermosura que apacigua los corazones. Ha pasado un ángel. Me gusta esta frase porque parece una manera de invocarlos, de reconocerlos y apreciarlos. Nos abre a una dimensión mágica y curiosa de la vida en la que en cualquier momento puede ocurrir algo brillante.
Alguien me contó que hay algunas señales de que ha pasado un ángel. Me explicó que suelen dejar flotando en el ambiente un aroma muy agradable o una pequeña pluma. Ayer cuando abrí la puerta de la escalera a nuestra gatita para su paseo nocturno me llegó un olor fresco y rico. Sí, podría ser la fragancia del producto con el que mi vecina limpia el portal, pero yo prefiero pensar que era el ángel del quirófano en otra de sus visitas. Aproveché para darle las gracias.
¡Ah! Los ángeles también favorecen las sincronicidades. Acabo de abrir Instagram y esto es lo primero que he visto:
Para ser un ángel no necesitas tener alas, simplemente hay que ser muy especial en la vida de alguien y estar en su corazón por el resto de su vida.
Marjorie dice
Saludos desde Costa Rica. Me ha encantado este post. Me ha dejado una sensación de Paz, Amor y Unidad. Me ha hecho reflexionar en los Ángeles que tenemos a diario a nuestro lado; aquellos que vemos y los que son invisibles a nuestra vida, pero que siempre están con nosotros. Gracias, gracias, gracias por tus bellas palabras y por compartir tu Luz con todos nosotros.
Que el Señor te continúe bendiciendo en Abundancia, junto a tus seres queridos.
Palabras a la Vida dice
Hola, de nuevo, Marjorie!
Los ángeles de la guarda, como dices, nos dejan mucha paz. Y es cierto, es importante darnos cuenta de que están ahí, que nos cuidan y que no nos abandonan cuando más los necesitamos. Como dices, es importante que nos sintamos profundamente agradecidas. Un abrazo!
Cecilia dice
Mi querida Garbi, al leer esta entrada supongo que estás más que bien, cuidada y guardada por tu ángel.
Gracias por compartir esta experiencia angelical, yo he vivido muchas, con muchas plumas encontradas en el lugar menos esperado…y esos olores a flores sin razón alguna que de repente llegan …y me gusta pensar que son mis seres amados que ya han trascendido y vienen a decime “no te preocupes, todo está bien” así como el tuyo en el quirófano.
Benditos sean y nos sigan iluminando nuestras vidas!
Te mando un gran apapacho deseando que te encuentres más que bien!
Palabras a la Vida dice
Mi querida Cecilia, aunque tarde, agradezco de corazón tus palabras. Me alegran tus experiencias angelicales. Seguro que tus seres queridos, los que ya se han ido, te acompañan, te cuidan y se encargan de que te sientas en armonía y en paz. Ellos velan por ti para que todo salga bien. En los momentos de fragilidad poder sentir que alguien nos asegura que todo saldrá bien da mucha entereza y paz interior.
Muchísimas gracias por estar siempre ahí. Deseo que sigas creando porque la creatividad nos eleva las vibraciones y nos aumenta el bienestar. Siempre me acompañas en tus obras de artesanía. Cada vez que abro la puerta de la casa de mis padres te recuerdo porque las llaves están en un precioso llavero que me regalaste con la inicial de mi nombre.
Muchos apapachos!!
María Selles Sorli dice
Gabriele me ha encantado ahora que he perdido al hermano de mi madre del que tenia la dependencia, le echo de menos, cuido todos los días de su gatita, abrazarla y acariciarla es como si se lo hiciera a él. Me encanta que este porque asi no olvido a mi Tío.
Maria dice
Entonces… tú eres uno de mis ángeles querida Garbi porque siempre estás en mi corazón.
Un abrazo inmenso.
Maria