– «Mi corazón se ha cerrado. No sé cómo puedo sacar lo bueno que guardaba. Tal vez lo haya perdido»
En las palabras de aquella mujer había una profunda tristeza y mucha desesperación. Ya no le quedaban lágrimas; sólo los surcos que habían ido labrando en su piel. Buscaba luz en la profunda oscuridad y acudió a la mujer chamán.
-«No dudes nunca de lo mucho que hay dentro de tí -le dijo con contundencia la chamán- .Tú eres una flor única, con colores, forma y un perfume singulares .Tu potencial es inmenso y te acompaña desde el primer instante de vida. Jamás nos abandona».
Pero la desesperanza hizo que la mujer se llevase las manos a la cabeza encogida de dolor. Entre gemidos comenzó a culpabilizarse:
-«No sé qué es lo que hago mal. ¿Cómo se mira una para adentro? -se castigaba con estas preguntas- ¿Por qué no puedo llegar a lo hermoso que hay en mí y expresarlo?»
Una mujer chamán conoce el sufrimiento propio y por eso alivia con amor el ajeno.
– «Ni tú ni nadie venimos al mundo -explicó- con toda la carga de miedos y problemas que nos acompañan. Se van cruzando en nuestro camino y como si fueran capas de sedimentos las vamos arrojando en nuestro interior».
En aquel momento la mujer comenzó a conectar con lo que le contaba la chamán. Aquella dolorosa melodía le resultaba familiar.
– «Capa sobre capa -continuó la sacerdotisa- vamos enterrando lo que de verdad somos y cuando ya es imposible percibir nuestro brillo, de tan oculto, nos pasa, como a tí, que creemos que lo hemos perdido».
Sintió un volteo en el corazón como si ya no estuviera tan cerrado. Siguió escuchando a la mujer chamán.
-» Cierra tus ojos, respira, déjate caer a tu interior y trae a ese lugar un recuerdo de una ocasión en la que te hayas sentido verdaderamente tú».
La mujer comprendió ahora que eso debía de ser «mirarse para adentro».
– «Respira profundamente esas cualidades, esa energía que percibes en ese recuerdo y llévala a todos los rincones de tu cuerpo – continuó la mujer chamán- . Decide firmemente que eso es lo que te define como ser humano. No tu historia ni tus problemas. Lo que te define es algo mucho más grande, mucho más bello y mucho más auténtico».
La mujer llevaba un rato inspirando y espirando al son de aquellas palabras que por primera vez en mucho tiempo le traían serenidad.
– «Vive intensamente lo que eres -le espoleó la chamán- Creételo. Si cambia cómo te sientes por dentro, también cambia tu vida. ¡Pruébalo¡»
-Un cuento de coaching para Neka, alguien muy muy valiosa en mi vida. La inspiración la he encontrado en otra mujer muy muy valiosa: Marina y su senda de la felicidad.–