Después de la borrasca siempre viene la calma. Tras la agitación que provoca el dolor, regresa la placidez. Siempre es así y, curiosamente, nos cuesta recordarlo.
Cuando estamos en el ojo del huracán se nos nubla la vista y creemos que jamás volveremos a ver claro porque, nuevamente, olvidamos que lo esencial es invisible a los ojos. Nos obcecamos en ignorar lo que ya sabemos y está dentro de nosotras desde que vinimos al mundo. ¡Qué empeño más extraño el de desoír a nuestro corazón!
Tal vez sean los cantos de sirena del mundo los que nos embaucan. Y por dejarnos arrastrar por ellos acabamos ineludiblemente en una sensación de pérdida y confusión.
«No estás deprimida, — como dice este texto de Facundo Cabral — , estás distraída, por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque todo te fue dado. No hiciste ni un solo pelo de tu cabeza, por lo tanto, no puedes ser dueña de nada.
Además, la vida no te quita cosas, te libera de cosas. Te aligera para que vueles más alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba es una escuela, por eso lo que llamas problemas son lecciones.»
¡Qué preciosidad!, ¿verdad? De aquí , vamos a sacar el primero de los mantras para esta semana que nos adentra en el último mes del año:
Mi vida me libera de cosas, para que vuele cada vez más alto y alcance la plenitud.
Ya sabes que, últimamente, en cada post de Palabras a la Vida te entrego uno o varios mantras. Me lo pidió Cecilia, desde México, y estoy encantada con su idea. Si tú tienes otra idea o te apetece algo en concreto, relacionado con el poder de las palabras, me encantará atenderlo siempre que pueda. ¡Anímate!
Los mantras son palabras o frases que se repiten, una y otra vez; puede ser en voz alta o internamente, y sirven como objeto de meditación. Su repetición nos ayuda a apaciguar la mente y nos permite dejar claro, ante el Universo, qué es lo que le estamos pidiendo.
Esto es muy importante, porque, a veces, pedimos desde la escasez, desde la angustia, desde la urgencia….y has de recordar que el Universo sólo entiende de vibraciones. Si emites vibraciones negativas, el Universo «entenderá» que eso es lo que reclamas. Por eso, los mantras nacerán siempre desde el amor.
«Ama hasta convertirte en lo amado — continúa el texto de Facundo Cabral –, más aún, hasta convertirte en el mismísimo amor. Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas, el bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso; una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba hay millones de caricias que alimentan la vida».
¿Te estás perdiendo la vida? ¿Te estás perdiendo el amor, las caricias, las sonrisas, la ternura, las palabras que abrigan?
La Felicidad no es un derecho, es un deber…Es mi deber, es tu deber, porque tenemos el privilegio de la vida. ¿Te estás dando cuenta?
No te pongas excusas…No nos permitamos disculpas baratas…El precio de la vida es el misterio, la sorpresa, la incertidumbre y el esperar lo que nos traiga, con los brazos abiertos, y con absoluta confianza en ti y en ella.
Olvídate de lo que otros dicen…Digan lo que digan, hagan lo que hagan, ¡ama incondicionalmente tu vida!
No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible.
Y el último mantra:
Cuando hago lo que amo, el éxito me llega siempre de manera natural.
Y así será, porque como dice, de nuevo, el gran Facundo Cabral, «el que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito».
Haz más lo que amas. Éste es uno de los pensamientos que puedes encontrar en esta carta de la Baraja Zen de Palabras a la Vida. Te la regalo: