Sólo medio minuto diario para entrenar tu cerebro y ponerlo del lado de tu felicidad. ¿Te apuntas a esta gimnasia?
Nunca como ahora hemos tenido tanta información y tantas herramientas para conocernos mejor. Esos recursos nos lo ponen más fácil. Nos permiten mirar a nuestro mundo interior y tomar conciencia de qué es lo que necesita ser sanado ahí, dónde hemos de «hacer las paces» para , así, disfrutar de esta experiencia única que es la vida.
Cuando nos conocemos mejor, tenemos hecho un buen tramo del camino a la felicidad. ¿No te parece? Y es que si sabemos qué es lo que nos hace sentirnos entusiastas, alegres, con confianza, amorosos, dispuestos…., si tenemos ese «auto-conocimiento», lo siguiente es ir a buscarlo y traerlo mucho más a nuestra vida diaria, hacer mucho más eso que amamos.
La neurociencia explica que el cerebro humano está diseñado para fijarse en lo negativo. Simplemente por razones evolutivas. Me explico : el objetivo número uno del cerebro es nuestra supervivencia y la manera de salvarnos la piel ha sido enfocarse en los peligros. Tiene más en cuenta las experiencias negativas para protegernos. Pero, claro, el precio de esta manera de funcionar es que estamos más cerca del miedo, la ansiedad y el estrés que de la felicidad.
¡No te desanimes! Porque los estudios neurocientíficos también nos traen noticias, vamos a decir, «sensacionales». Los investigadores han descubierto que nuestro cerebro es plástico: ¡se puede cambiar y le encanta! ¿Te apuntas?
Sólo necesitamos 30 sg : treinta segundos diarios. La propuesta de algunos científicos es que dediquemos medio minuto cada día a recordar cosas positivas que nos hayan ocurrido esa jornada. Hemos de repetirlo un día tras otro.
Con este entrenamiento iremos activando esa parte cerebral y llegará un día en que formará ya parte de nosotros. Ocurrirá, entonces, que el cerebro empezará a dar importancia a las cosas positivas, se focalizará en lo bueno que nos pasa y así lo positivo tendrá cada vez más peso en nuestro foco cerebral. ¡Es genial!
Por eso, para ayudar a ese entrenamiento, en este blog nos empeñamos tanto en compartir las cosas chulas que nos ocurren.
Alicia es una artesana de un pueblo de Valladolid. Trabaja maravillosamente el cuero. Dice Alicia que cada mañana se dirige al trabajo cantando. Amanezca como amanezca, ella canta.
«El que canta, su mal espanta». Lo dice el refranero popular y lo ha corroborado la ciencia. Cantar nos trae un montón de beneficios para nuestra salud física y emocional. Cuando cantamos liberamos endorfinas y eso se traduce en sensaciones de felicidad, unión y amor. Además estas hormonas tienen un papel crucial en eso que os contaba de la plasticidad del cerebro.
Cantar es una maravilla, aunque no lo hagamos bien, porque, como dice Alicia, lo que a ella le importa es sentir el canto.
Quiero hablar también en esta entrada de Hortensia. Ella no me ha escrito porque no puede. El alzheimer la está dejando sin palabras. ¡Pero no os podéis hacer una idea de cómo canta! A mí me conmueve. Sigue recordando sus canciones preferidas, aunque luego en una conversación es incapaz de hilar una frase.
Entona maravillosamente porque siempre lo hizo, pero lo que más me llega al alma es su cara de felicidad. Su mirada se llena de entusiasmo y en sus labios hay una sonrisa durante todo el canto. Es como si estuviera diciéndonos: ahora sí, ahora comunico, transmito, comparto mis emociones, disfruto de mi voz y la vuestra unidas en el mismo canto. Lo que se le ha llevado la palabra hablada, se lo devuelve la música cuando canta.
Neka me dice que su manera de cantar es silbando. Silba como un ruiseñor. Y os lo puedo asegurar porque Neka es mi hermana. ¿Pero sabéis qué es lo que me entusiasma cuando la escucho? No que lo haga — como lo hace — de una manera sensacional, es que cuando silba sé que está contenta. ¿Y sabéis cómo llena la alegría de una hermana? Desborda.
Tengo dos hermanos y son de lo mejor que me ha pasado en la vida. Os propongo que me enviéis comentarios sobre los vínculos con vuestros hermanos y hermanas, sobre todas esas cosas que compartimos con ellos y que hacen que sigamos unidos siempre, cuando estamos lejos y cerca, alegres y enfadados, solos y acompañados…Animaros y vuestras experiencias las recogeré en el próximo post.