A veces la enfermedad irrumpe en nuestras vidas. En este escrito se recoge el sentir de una mujer adulta que se entera de que un amigo de la infancia, un niño muy especial, es hoy un hombre aquejado de una enfermedad, y aunque ya se han perdido la pista, ella quiere hacerle llegar su apoyo de alguna manera.
PABLO, ¿JUGAMOS?
Llovía y se había presentado el invierno aquella mañana de noviembre. Cuando ella le recordaba, sin embargo, siempre hacía sol. Quizá porque ocurrió en verano o tal vez porque la infancia suele ser como unas vacaciones estivales. Al menos para lo bueno…
Le recordaba como un niño delgado con unos rasgos extremadamente finos y unos ojos oscuros con unas largas pestañas negras y una energía nerviosa a punto de estallar.
Jugaban en un grupo que completaban sus hermanas: la de él y la de ella.Eran días y días entregándose a la imaginación, las risas, las sorpresas.Y en aquel universo ella decidió que él sería su primer novio.
Entonces no tuvo razones y ahora no las puede contar. Le parecía un niño hermoso.No hablaba demasiado, probablemente ella tampoco.En los recuerdos de la infancia, al menos en los suyos, no aparecían frases ni discursos. Sí atmósferas luminosas, intensas; sonrisas, intensas; miradas, intensas; emociones, intensas.
Después le perdió la pista y llegaron otros novios. Muchos platónicos, alguno real y en la madurez ,a su lado, disfrutaba del hombre de su vida. Pero él había sido y siempre lo sería su primer novio de la más tierna infancia.
Llevaba meses recordándolo, cada vez que regresaba a su pueblo.
Varias veces su hermana le habló de lo enfermo que estaba. Las dos se proponían visitarle pero no acababan de llamar a su puerta. Quizá porque en la edad adulta siempre se necesitan las palabras. No es como en la infancia, que una expresión, un silencio o una mueca lo dicen todo. Y si se pronuncia una frase, basta con un verbo :¿Jugamos?
Pablo, ¿jugamos? Jugamos a la vida, ¿vale? A que tú eres un guerrero valiente y hermoso , como verdaderamente lo eres, y con un corazón henchido que lo puede todo, como verdaderamente lo puede.
Y con tu sonrisa y tu mirada destierras a tus enemigos que son los nuestros.
Y jugamos hoy, mañana y al otro, porque eso es la vida para todos.
Y en este juego quiero que sepas , como seguro sabes, que ocupas un lugar en muchos corazones, que te empujan.
En el mío entretejiste un tierno sueño de infancia y eso jamás se olvida.