Éste es el extracto de una carta que me encargó un hombre para su esposa. A veces la vida nos apaga. Ella se dió cuenta y con esfuerzo decidió comenzar a recuperar su brillo. Su marido quiso regalarle esta carta para animarla, para que supiera lo feliz que le hacía esa apuesta por la alegría.
Tu manera de mirar se ha vuelto chispeante. Te mueves con la soltura de la libertad. Y es muy hermosa la luz con que se llena tu rostro cada que vez que sonríes.
En tu interior hay una llama y, cuando abres las ventanas del alma, su luz sale a través de la alegría. Entonces, nos la contagias y expulsas nuestra tristeza. Desde que visitas la senda de la alegría nos sirves de espejo de la felicidad.
Tu transformación ha empezado sólo por una cosa: porque te has entregado a ella. Tú y sólo tú has elegido cómo mirar la vida. Tú y sólo tú has decidido hacer reir a nuestros corazones.
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