LA URRACA, LA MANTITA DE LAS PALABRAS REPARADORAS Y DEJAR QUE LA VIDA SUCEDA
Retazos de un día que comienza
Por las mañanas, temprano, espero siempre en el mismo lugar a que me recojan para ir al trabajo. Me gusta fijarme en el edifico de enfrente y descubrir las casas donde encienden la luz.
En algunos pisos están todas las habitaciones encendidas, en otros, entreveo que solo permanece con luz el pasillo y de pronto lo atraviesa una silueta oscura. ¿Con qué ánimo afrontará esa persona el día? -me pregunto-. Quizá esté canturreando una vieja canción o tal vez sueñe con encontrar la confianza perdida.
De pronto veo una urraca. Es un pájaro de cierto tamaño, con la cola larga y el plumaje negro y blanco. A mí me las enseñó a distinguir mi pareja. Mientras la contemplo, Javi, mi pareja, se me hace tremendamente presente. Recuerdo la curiosidad con que observa los pájaros, la habilidad con que los identifica y la pasión con que los contempla. Cada vez que veo un ave es como si él estuviera a mi lado.
Me doy cuenta, entonces, de que las personas nos prolongamos más allá de nosotras mismas. Nos volvemos presentes para otros aunque en ese momento estemos ausentes. Acompañamos, inspiramos, protegemos, amamos…a través de todo aquello en que los demás nos reconocen. Y eso nos da una especie de «eternidad», un vínculo con los otros profundo y duradero. Estamos más unidos de lo que a menudo creemos.
Mientras cada mañana espero para ir al trabajo procuro elegir la disposición con que afrontar el día. Me hace sentirme libre y consciente de las cosas. Las veces que me siento agitada por preocupaciones o por miedos hay una frase que me trae paz. Me la hizo llegar una amiga:
A veces simplemente tenemos que relajarnos y CONFIAR…
Decir sí y dejar que la vida suceda.
¡Es cierto! Muchas veces somos demasiado «metetes», queremos que las cosas sean tal y como nosotros pensamos, deseamos tenerlo todo «controlado» y no damos a la vida la posibilidad de que suceda. Vamos a abrir a la vida la puerta de la creatividad, con confianza y con curiosidad.
Me refiero a esa curiosidad que nos lleva a empezar el día con los sentidos desplegados y con la ilusión de «a ver qué me trae este día», «vamos a ver cómo lo afronto». Una actitud que conduce a la alegría y a la convicción de que tenemos recursos y habilidades para afrontar las cosas cotidianas.
«Hoy voy a dejar que la vida suceda». ¿No te parece una hermosa declaración de intenciones? Además cuando te colocas en esa perspectiva no es nada raro que ocurra alguna sorpresa muy agradable. Nos abrimos a que pueda surgir.
El otro día leí un cuento muy luminoso, de esos que te dan calorcito en el corazón. Hablaba de esas veces en las que nos sentimos rotos. De esas ocasiones en las que nuestros pensamientos no pueden hacer otra cosa que llorar y los sentimientos tiritan de frío. Para esos momentos que, por desgracia, a veces se vuelven temporadas, hay una mantita que guardamos en el armario.
Es la mantita de las palabras repadoras. La mía es de peluche y con cuadros amarillos y azules, sumamente esponjosa y suave. ¿Y la tuya?
Cuando la echo por encima de mis pensamientos, sentimientos y de mis hombros empieza a hacer su magia, con estas palabras que las he rescatado para ti del cuento que leí.
Lo siento por no haberme cuidado y atendido.
Me perdono con cariño y amabilidad.
Me quiero porque ahora sí me estoy cuidando y atendiendo.
Gracias, pensamientos.
Gracias, sentimientos, por dejarme escucharos y sentiros.
Y según el cuento de la manta de las palabras reparadoras, después de escucharlas, pensamientos y sentimientos se ponen inevitablemente a reír. El cuento se titula «La palabra escrita en el cuaderno» y es de Alicia Baigorri.
Querida Garbi. Gracias por abrir la puerta de tus palabras a la vida. Te doy la bienvenida. Te he echado de menos. Porque como tú bien dices estamos más conectados de lo que pensamos. Necesitaba leer tus maravillosas palabras que llenan de sabiduria y magia mi espiritu. Mi mantita es de color plata. Es mi cámara de fotografia. Y cura todas mis penas. Me gusta que Javi conecte con la naturaleza a través de los pájaros. Ellos le contarán secretos que las personas de a pie no vemos. No tardes tanto en volver. Tus palabras son un bálsamo sanador en estos tiempos de corazones rotos. Un abrazo enorme.
¡Hola, de nuevo, apreciada Isabel! Tardo en responder a los comentarios y, a veces, contesto a más de uno el mismo día, como hoy. Perdona mi tardanza; es por cuestiones organizativas. Tus palabras me conmueven y las agradezco profundamente. Ya sé que tu mantita tiene el color plata de tu cámara de fotos y también sé del gran poder reparador de tus fotografías, porque tengo la suerte de que las compartas conmigo. Con tu cámara sacas la Diosa creadora que llevas dentro y nos haces ser conscientes de la belleza de un instante. Atrapas esa hermosura y nos la regalas. Con tus palabras y tus imágenes, vuelves bonitas las heridas de los corazones rotos. Un fuerte abrazo.
Como siempre querida Garbi, cuánta sabiduría y magia desprenden tus palabras.
Un abrazo inmenso
Maria
¡¡ Mi querida María !! Me hace tan feliz recibir tus palabras 🙂 Un millón de gracias.
Me insuflas alegría y con tu reconocimiento contribuyes a mi autoconfianza porque para mí tienes un valor muy especial. Me has cuidado, me has acompañado y me ayudaste en mi crecimiento como persona. Siempre te recuerdo llena de pasión y con una gran sonrisa. Un abrazo muy grande!