– «Ése en el que estás no es tu sitio. No es el que tu corazón quiere. Si permaneces en él perderás tu vida».
Las mujeres chamán a veces hablan con una contundencia que es como si un peso pesado te acabara de lanzar un gancho perfecto en el hígado. Duele porque de repente es como si se cayeran los velos con los que has estado tapando tu verdad.
El alma se le encogió a aquella mujer madura que hacía tiempo había sobrepadado seguramente el ecuador de su vida. Empezó a llorar con ese llanto interior que te ata la garganta.
Fué el primer encuentro entre su alma y su verdad, las dos desnudas. La mujer chamán comprendió el impacto porque las guías espirituales ya han pasado antes por el mismo lugar del sendero en que los demás nos encontramos.
– «Tú ya has descubierto el qué -quiso reconfortarla la chamán- Sabes que has de buscarte otro lugar donde puedas ser tú misma. Donde tú energía ya no se la llevará el sufrimiento sino el amor, que es tu misión en la vida. Has descubierto el qué y el qué es innegociable porque se trata de tu propia vida».
La mujer madura cambió el llanto por el vértigo. Había visto los ojos a su verdad y cuando esto ocurre ya no hay marcha atrás. Pero «¿cómo saldría de su viejo lugar?, ¿cómo encontraría el nuevo?, ¿y si no existía?».
-«Si estuvieses libre de todo temor -intervino la mujer chamán-, ¿sabes lo que ocurriría?. Harías exactamente lo que quieres hacer».
Aquella afirmación tan hermosa relajó el alma de la mujer madura.
– «Si tu sitio no es el que ahora ocupas, no lo niegues ni te mientas. Acéptalo -continuó la sabia mujer- No saber, de momento, el cómo no invalida ni cuestiona el qué. «
A la mujer madura se le volvió a poner en el rostro esa expresión interrogante que entristece la mirada.
– «Para descubrir cómo abandonar un lugar e ir hacia el que quieres, has de ser flexible y creativa. A veces el camino es mucho más corto y más rápido de lo que una imagina».
La voz volvió a la garganta de la mujer madura y formuló una sóla pregunta:
– «¿En qué tengo que pensar?»
– «No pierdas nunca de vista tu sueño. Su visión es tan hermosa que su impulso será grandioso y te llevará en volandas. Será como una alfombra mágica que te elevará por encima del miedo y de lo que sea. Y un día, cuando lo sientas, darás el salto y volarás a tu destino con tus propias alas».