Cuento para abrazar a las mujeres que tienen miedo, para que sepan que dentro de ellas hay un lugar para nutrir la belleza y la libertad y estar a salvo
El otoño es tiempo de poda. El momento natural de deshacerse de las ramas viejas, secas, pesadas. Sólo así surgirán los nuevos brotes en primavera.
Vivo el otoño como una estación de vaciamiento, de poda espiritual. Por eso en esta época está tan concurrida la senda hacia el lugar de la chamán. Me llamó la atención una mujer encogida, con esa contracción brutal que produce el miedo, en lo físico y en lo emocional. A la chamán no le hizo falta que ella le explicara nada:
–Cierra los ojos -le dijo-. Permite que el aire vaya llenando tus pulmones desde el abdomen. Respira suave y profundamente. Y déjate caer hacia tu interior. Hacia ese lugar que ocupa el centro de tu ser, en la cavidad que forman las caderas. Ahí nada te puede ocurrir. Eres hermosa, eres libre.
La chamán acompañaba a la mujer en este ejercicio.
– Cuando respiras, te liberas de las garras de tu mente porque conectas con lo que de verdad eres. Dáte cuenta de que el miedo tiene que ver con todo lo que imagina tu mente, con todas sus suposiciones.
– Pero, pueden llegar a ocurrir -replicó la mujer llena de pánico–
– Nunca sabemos lo que nos ocurrirá -respondió la sabia chamán- Creemos que sí porque vivimos atados al pasado y al futuro. El pasado es el territorio del dolor, de la culpa. Y el futuro, el reino de la incertidumbre, del miedo y el pánico.
– No sé cómo escapar de esto -dijo la mujer-
– Deja de preocuparte por lo que te hace llorar -le pidió la chamán- y empieza a valorar aquello que te hace sonreir. Eso se consigue en el aquí y el ahora, soltando el pasado y el futuro.
– ¿Así seré libre? -preguntó de nuevo la mujer-
– Liberarse es fundirse con lo que realmente eres. Con el amor y la alegría que siempre están en tu corazón. Viniste con ellos a este mundo y nada ni nadie te los puede quitar. Mirar desde el amor te enseña que no hay que tener miedo a nada porque en realidad no hay nada que temer. ¡Ama¡
Este escrito se lo dedico a todas las mujeres a las que el miedo les hace sufrir. Juntas lo vamos a desterrar: paso a paso. ¡No lo dudéis ni un momento¡