¡Hola! Me llamo Garbiñe Albizua. La mayoría prefieren la versión corta y me llaman Garbi, supongo que porque acaban antes y suena más cercano y cariñoso.
Tengo corazón de contadora. Digo esto porque me apasiona contar historias. Contarlas e imaginarlas. De niña, me encantaba que mi madre me mandara limpiar el polvo: los objetos y adornos de cada habitación eran la excusa perfecta para que mi imaginación despegara y comenzara a hilar historias. A menudo me ha hecho falta muy poco para que las palabras modelen dentro de mí infinidad de tramas.
Quizá por eso me volví periodista. Siempre he trabajado como periodista de televisión. Me fascina cómo las imágenes, los sonidos y las palabras –todo a la vez– se van tendiendo puentes para que una historia pueda contarse. Es una manera muy bonita de «narrar». Pero al periodismo le han ido desalmando. Y eso duele. A mí me ha ido produciendo vacío y tristeza.
Por eso, un día me dije: «Garbi, o te conformas o das un paso al frente«. Lo de conformarme –lo sé por otras veces– no me funciona; así que dí un paso adelante y se me ocurrió poner en marcha Palabras a la Vida. Un lugar donde las historias con alma son las protagonistas y en un ámbito, ya no público, sino íntimo, de corazón a corazón, que tanto me apetecía y necesitaba.
Este proyecto ha nacido en un momento de cambio para mí y el cambio mueve, revitaliza, llena, despierta, y esta energía nueva es la que quiero devolverte a través de Palabras a la Vida. Nació como un blog personal y ahora es un servicio digital de escritos personalizados. Tú me cuentas lo que quieres expresar y yo le pongo palabras.
Como periodista he estado con muchas personas que, al contarme su historia, me abrían su corazón de par en par. Muchas veces me he quedado con la pena de no haberles dedicado más tiempo de escucha y atención, por las precarias condiciones en que, cada vez más, se nos hace desempeñar este oficio, que, de esta manera, se va deshumanizando.
Por eso, Palabras a la Vida ha surgido para atenderte, para escuchar y recoger lo que tú sientes y hacérselo llegar a alguien. Un proceso con toda la calma y con todo el mimo que os merecéis tú y tu historia. Y quien reciba de ti este regalo sabrá cuánto te importa. Al fin y al cabo, ¿hay algo más importante que sentir que importamos? Por eso, regalar palabras no deja indiferente.
Me entusiasma ser un eslabón en esta cadena y si quieres saber qué otras cosas me gustan, te diré que me encanta la naturaleza, hacer monte y meter los pies en el agua de los arroyos. Estoy aprendiendo a identificar algunos pájaros, gracias a la paciencia de Javi, mi pareja, que es un magnífico observador de aves.
Sobre mi mesilla siempre hay varios libros, de papel y digitales: leer es uno de mis mayores placeres, leer degustando y con la emoción de descubrir que eso era lo que yo sentía pero hasta ese momento nadie le había puesto palabras.
Adoro los cuadernos de papel, de distintos tamaños y tapas variadas, que lleno de párrafos que escribo a mano con bolígrafos de tinta de distintos colores. Casi siempre que escribo, en mis auriculares suena música para concentrarme y relajarme.
Y termino con otro gran placer: disfrutar de una copa de buen vino. Con ella brindo por ti y te deseo la mejor estancia en Palabras a la Vida.
Es difícil sacar noticias de un poema pero los hombres todos los días mueren miserablemente por no tener aquello que tienen los poemas.
William Carlos Williams
Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí un pajarito me contó que estamos hechos de historias.
Eduardo Galeano