Somos flujo, pura energía. Estoy leyendo un libro en este sentido y me maravilla.
Cada uno, venimos a este mundo con una carga de energía. Y mientras nuestro depósito, sea cual fuera su tamaño, esté lleno, nos sentimos como pez en el agua.
Lo que ocurre es que en nuestra relación con los demás y con lo demás, en nuestro caminar por la vida, esa energía experimenta fluctuaciones. ¿Te ha ocurrido, a veces, que después de hablar con una persona te quedas absolutamente cansada, vacía…? Seguro que sí. Eso es una fuga de energía. Hay personas y situaciones que te drenan toda tu energía.
Y al revés. Hay personas y situaciones que te recargan las pilas.
Las personas nos quitamos y nos damos la energía unas a otras. A veces, damos esa energía a una persona que queremos y que lo necesita. Forma parte de la amistad. Estamos ahí a su lado y la nutrimos. Pero esto tampoco quita que, al final, podamos acabar agotadas, drenadas, sin fuerza.
Otras personas te quitarán tu energía quieras o no, como si fuera un atraco a mano armada. Son esas personas que funcionan como auténticos tiranos, que sólo aceptan que se haga lo que ellas quieren o dicen, que van por la vida sirviéndose de los demás, usándolos, para conseguir lo que les apetece. A mí ya me ha tocado alguna persona así y seguro que a ti también.
Cuanto más lejos de estos seres, mejor. Y si no puedes huir de ellos, si los tienes que soportar sí o sí — sé de lo que hablo –, encuentra mecanismos que te ayuden a mantener el foco en ti misma, que te permitan seguir siendo tú.
La mejor manera de re-energizarte es desde ti misma. Está bien nutrirte de la energía de las personas a las que amas, cuando lo necesitas, sí, pero lo mejor de lo mejor, lo que de verdad te dará serenidad y libertad, es recuperar la energía por ti misma, desde ti.
¿Que cómo se hace esto?
Lo primero, haciendo más lo que amas. Cuando estés baja de energía, cuando se hayan encendido las luces de la reserva, para y ponte a hacer alguna de tus cosas preferidas. Esas cosas con las que pierdes la noción del tiempo, con las que fluyes, con las que conectas de nuevo con la autenticidad que hay en ti.
Hacer más lo que amas sube tu energía.
Otra receta infalibe es conectar con la naturaleza. Los árboles, las plantas, el cielo, las estrellas, las montañas, los ríos, el sol…Sal ahí y siéntete parte del universo. Experimenta con tus pies descalzos o con tus manos a la Madre Tierra, visualiza esa energía que viene desde su interior y te llena.
Desde hace unos días tenemos una preciosa gatita en casa. La encontraron en la calle y parece que se quedará con nosotros. ¡No sabes la energía que nos está transmitiendo! Si tienes alguna mascota, lo sabrás de sobra. Todos los seres de la Naturaleza son un auténtico surtidor de energía. Basta con contemplarlos y disfrutar de su compañía para re-energizarse.
Hay un ejercicio de mindfulnnes muy sencillo que te ayudará a volver a tu centro. A mí me funciona.
Cierra los ojos y durante tres minutos, más o menos, escucha los sonidos que hay en tu entorno. Escúchalos sin juzgar, sin poner nombres.
Cuando acabes, sigue con los ojos cerrados, y dedica ahora tres minutos a concentrarte en tu respiración. Observa cómo inspiras y cómo espiras sin juzgar, sin poner nombres.
Cuando hayas terminado, continúa con los ojos cerrados, y emplea ahora tres minutos en recorrer tu cuerpo, como si lo estuvieras escaneando parte por parte. Cada vez que reparas en una parte, suelta la tensión que pueda haber en ella. Hazlo nuevamente sin juzgar y sin poner nombres.
¡Ya está! ¿Sencillo, verdad? Y no te puedes ni imaginar lo potente que es.
Y por último, lo más importante de todo, al menos para mi. La paz interior es la mejor manera para recuperar todo tu energía natural y rebosar en ella. Desde la paz y la quietud se siente una energía tan fuerte como suave; es una fortaleza revestida de flexibilidad desde la que no puedes dejar de sonreir con los brazos y con el corazón abiertos.
A mí, ya sabes, esta sensación me la regala cantidad de veces la escritura. Por eso, en Palabras a la Vida he puesto en marcha la Escuela de escritura personal.
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