Hoy es un día de fiesta para mí.
Me he levantado tarde porque me encanta dormir. Sin despertador. Cuando mi cuerpo ha querido desperezarse yo he saludado el nuevo día.
Pero aún así, me he quedado un rato más entre el calor gustoso de las mantas. Mía, nuestra gatita, estaba dormida profundamente a los pies de la cama y sabía que si me movía se despertaría.
Fuera soplaba el viento con intensidad. No sé si os habréis dado cuenta pero cuando el viento llama a nuestras puertas y ventanas nos cuenta historias.
He estado degustando esos minutos, con sentido, porque, es curioso, pero el bienestar requiere de nuestra consciencia. Cuando no somos conscientes, «vivimos» en modo automático y lo pongo entrecomillado porque evidentemente eso no es vivir. Vivir es intenso, profundo, apasionado, abierto de par en par.
Moverse por el mundo en piloto automático es superfluo, cerrado, apagado, alienante…Todo lo contrario.
Te cuento todo esto porque quiero proponerte que no sigas dejándote para después. Para un momento y dedícalo para ti. Unos instantes exclusivamente tuyos. Unos minutos en los que estés a solas contigo, disfrutándote, mimándote, cuidándote, nutriéndote con tus cosas, en tu universo íntimo, personal e intransferible.
No te dejes para después. Te mereces ser tu centro por unos momentos. Celébrate entregándote a la calma, a un momento para ti. Mírate, sonríete, tente en cuenta.
No es necesario que hagas nada concreto. ¡Oh, il dolche far niente! O, por lo menos, no hagas nada «rentable» o «productivo». Sé honesta contigo misma y no se te ocurra sentarte en tu butaca preferida y mientras «haces» que descansas, vas preparando mentalmente la lista de la compra o cosas así…No valen las trampas.
Si no se te ocurre cómo llenar este tiempo para ti, te voy a dar algunas pistas. A mí, por ejemplo, me encanta dedicarme un momento justo antes de acostarme. Cojo mi aceite esencial de hierbas y lo extiendo por mis pies. Solamente sentir su aroma es un momento de gran bienestar para mí.
Luego entrelazo los dedos de mis manos con los de mis pies y comienzo a mover el pie en circular. Con el movimiento de mi mano entrelazada con el pie describo círculos.
Es un ritual de raíz, para que tus pasos te lleven firmes en tu camino por la tierra y por la vida.
Describo siete círculos y con cada uno visualizo un chakra. Del primero al séptimo, para desatascar y que la energía fluya. Luego cambio el sentido de los círculos girando en sentido contrario y desciendo del séptimo al primer chackra.
Son solo unos minutos y me permiten sentir una plenitud total. Es mi momento esencial, mi tiempo y mi espacio.
Por ahí empieza el amor a una misma. Estos momentos son el comienzo de tu bienestar y recuerda que si tú estás bien, todo lo demás está bien y que para dar amor de verdad, sin dependencias, es necesario que primero te ames a ti misma, porque si no buscarás fuera que algo o alguien «llene» esas carencias y lo único que conseguirás es que el vacío sea cada vez más grande.
¡Ah! y no te sientas culpable por dedicarte un tiempo a ti, sin hacer nada «rentable». La falsa rentabilidad o productividad nos quiere esclavas, ausentes del aquí y el ahora, sin libertad, buscando siempre la aprobación de los demás, haciéndonos sentir pequeñas, que no somos suficiente…Olvídate de estos mensajes que nos han metido en nuestras creencias y educación.
Tú puedes desmontarlos y sentirte libre, en paz y llena.
¡Adelante, con pasión, tienes el poder de mujer!
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