LA SABIDURÍA NATURAL DE «MÍA»

 

Hoy te quiero presentar a alguien que está a mi lado mientras te escribo.

 

Se llama Mía. Es el nombre que le puso el chico que se la encontró abandonada en la calle. Ése chico es hijo de un amigo de mi pareja y, al final, Mía, ha acabado en nuestra casa 🙂

¡Es increíble las lecciones de vida que nos dan los demás seres vivos! Ellos no se han desconectado de la sabiduría «natural», como nosotros. Ellos no han «olvidado» el camino de regreso a «casa», a la esencia que en verdad somos.  Y Mía me lo muestra a cada instante. Hoy quiero compartir contigo cosas que me está refrescando:

• Me encanta su curiosidad y su capacidad de admirarse por todo. Descubre a cada momento la vida. ¿Cómo? Mirando cada instante con ojos nuevos. ¿Cuánto tiempo hace que no miras así las cosas, las gentes, el mundo? Te propongo que hoy contemples con una mirada «limpia», recién estrenada, algo o alguien que comparta tu vida.

A mí me gusta mucho hacerlo con las personas que llevan en mi vida muchos, muchos años. Es como un pasatiempo. Me propongo, durante un rato, contemplarlos como si los estuviera conociendo en ese preciso momento, como si me los acabaran de presentar. ¡Es sorprendente el resultado! Te das cuenta de todas las grandes cosas que hay en esa persona y que la rutina te hace «olvidar».

Valoras a esa persona o a esa situación con una nobleza que llena de gratitud tu corazón. Y ya sabes que la gratitud es el camino más corto a la felicidad.

 

• Otra cosa preciosa que Mía pone delante de mis ojos es la confianza. Cada día que va sumando junto a nosotros, confía más y más en el entorno que compartimos, en los sentimientos y emociones que intercambiamos, en los juegos con los que nos divertimos, en las caricias con las que nos mostramos ternura…¿Sientes confianza por la vida? ¿Confías en que ella te trae lo mejor que puede? ¿Confías en que «Dios/la vida/el universo/algo superior» te lleva de la mano y y tú te dejas llevar porque es tu guía? Si no confías, ¿cómo va a ocurrir lo que esperas?

 

• Y la última cosa que voy a destacar de Mía  — al menos por hoy — es sus ganas de jugar, su manera lúdica de estar y descubrir el mundo. La vida es juego, querida lectora/or. Y cuando las cosas no nos funcionan, casi siempre es porque nos las estamos tomando demasiado en serio. ¡Qué rígidas podemos llegar a ser!, ¿verdad?

Aprovecha este verano para abrirte a la flexibilidad. Casi siempre pensamos al revés. Creemos que la rigidez nos hace fuertes. Probablemente así nos lo enseñan. Y es todo lo contrario. Cuando algo es muy rígido y se somete a un cambio importante, ¿qué ocurre? Por ejemplo, una piedra. Cuando una piedra sufre una presión intensa, como es rígida, se resquebraja. Así nos pasa a las personas con la rigidez, que nos rompe.

En cambio, mira la fortaleza del junco: nace de su flexibilidad. Ahí está tu poder.

Vamos a dejarnos de agobios, de «no puedo porque tengo que hacer esto y lo otro», vamos a dejarnos de obligaciones, de vivir programadas en las listas de tareas, escritas o mentales…¡Vamos a jugar, disfrutemos del juego de la vida!

Es uno de los retos a los que me he apuntado en los últimos tiempos. Y Mía me está sirviendo de estímulo.

¡Haz lo que te gusta, ábrete a ello sin juzgarte ni recriminarte! No lo vuelvas a posponer. Que dentro de 20/30 años no te arrepientas de haber tenido algo al alcance de la mano y no haberlo disfrutado. De estas cosas sí nos acordamos, pero de las listas de tareas….para nada.

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