¿Haces rituales? A mí me encantan y tengo varios integrados en mi vida cotidiana 🙂
Hay personas a las que la palabra ritual les remite a lo religioso. Y sí, las religiones tienen y han tenido siempre sus rituales. Pero cualquiera podemos crear un ritual y darle un valor sagrado.
Cuando hablo de sagrado me refiero a una conexión con algo superior, con una fuerza , una energía, una sabiduría, un latido, una divinidad, — llámala como quieras– , que es la fuente de la vida y está en todos los seres que integramos el universo.
Ese vínculo lo puedes sentir tú en cualquier momento a través de tus rituales, de tus propias ceremonias, llenas de sentido para ti, con tus cosas, tus asociaciones…
Ese ritual en el que usamos símbolos que tienen significado para nosotras se convierte, entonces, en algo magnético, donde se favorece el contacto con nuestra esencia.
Cada vez que celebramos ese ritual nos estamos recordando un compromiso de fidelidad a nosotras mismas, a la manera en que queremos vivir, a cómo queremos sentirnos con nosotras y con los demás, a cuáles son las prioridades, los valores que nos mueven…a qué sentimos por la naturaleza y por los demás seres que forman parte de ella…
Cada ritual es como un altar, un lugar magnético para atraer y conectar con la intención que deseamos.
Yo tengo rituales de purificación para soltar lo que me pesa y me lastra; rituales de compasión para ayudar a mis seres queridos o a personas que lo necesiten; rituales de fortaleza para sentirme llena de energía, prosperidad y abundancia; rituales de bienestar y belleza para disfrutar del cuidado y la salud de mi cuerpo; rituales de conexión con la Madre Tierra y con la Madre Luna para sentirme naturaleza radical; rituales de celebración para mostrar gratitud y alegría…
Hay miles de rituales, tantos como intenciones quieras honrar , atraer a tu vida o despedir de ella…
Todas las mujeres hacemos rituales en nuestras casas colocando pequeños altares. ¿Te has dado cuenta?
Lo estamos haciendo, sin saberlo, cuando decoramos, cuando colocamos un ramo de flores, cuando disponemos fotos o pertenencias de nuestros seres queridos sobre una tela o tapete, cuando colocamos nuestros recuerdos en un rincón hermoso, cuando guardamos como un tesoro entre las páginas de un libro una flor desecada a la que damos un sentido, o la entrada de un concierto o el menú de un restaurante donde compartimos una comida con unos grandes amigos…
Seguro que ya estás cayendo en la cuenta de que tu vida está llena de rituales que te conectan con quien eres y te permiten sostener esa energía genuina que te alimenta y que te revitaliza porque te permite sentirte parte de la magia de la vida. Con esos rituales estás despertando lo «sagrado» que hay en ti, esa chispa de divinidad que hay en cada una de nosotros como parte que somos del universo.
Con los rituales reclamamos a nuestra «sacerdotisa» interior y adquirimos poder sobre nosotras mismas.
Un ritual no tiene por qué ser nada complicado; los míos son sumamente sencillos e inventados por mí. Sólo tienen que ser conscientes; has de poner en ellos todos tus sentidos.
Cuando hay algo que quiero que se vaya de mi vida, lo escribo en pequeños papeles. Escribo con el corazón abierto, lo que me salga y no lo releo. Me desahogo dejando en los pequeños papeles lo que quiero eliminar. Doblo esos papelitos y luego enciendo una vela. Coloco la vela en un lugar seguro y voy pasando por la llama cada uno de los papelitos, contemplando con detalle cómo desaparecen y se convierten en ceniza. Ya no son nada. Sólo cenizas. Mi problema se ha ido.
Lo experimento profundamente e integro en mí esa nueva energía, ese nuevo sentimiento. Para eso tomo varias respiraciones profundas y siento cómo ese aire renovado entra a todas y cada una de mis células para quedarse.
Te aseguro que este ritual es muy muy eficiente. Muy poderoso. Aunque lo mejor es que tú diseñes el tuyo propio y le llenes de contenido.
Éste otro es un ritual de bienestar y me encanta. Lo suelo hacer justo antes de acostarme. Saco un frasco de aceites esenciales con un aroma delicioso. Lo destapo y disfruto unos segundos de su maravilloso olor. Luego me echo unas gotas en la palma de la mano y extiendo ese aceite por mis pies dándome un masaje relajante.
Me parece muy hermoso y placentero agasajar a mis pies con este masaje aromático siendo consciente de todo lo que durante el día hacen por mí mis pies, extremidades y todo mi cuerpo.
Patricia dice
Me encanta la noche de San Juan, llena de rituales, el fuego, el agua, quemar lo viejo y abrirse a lo nuevo,mucha Magia.Conectados con la energia de la naturaleza a tope.Deberiamos celebrarlo mas veces asi.Gracias Garbi♥♡♥♡
Palabras a la Vida dice
¡¡¡ Gracias a ti, Patricia !!! Es cierto que los rituales nos conectan con la parte mágica de la vida 🙂 Es una manera muy chula de conectar nuestra vida con la naturaleza, con los elementos, con los ciclos y con todas aquellas energías que queremos, como esa renovación del solsticio de verano que tú mencionas. Este año el solsticio llegará casi casi de la mano de la luna llena…¡¡ A las mujeres la luna nos magnetiza !! Compartimos esa misma energía femenina, cíclica, creativa, intuitiva, introspectiva…Creo que estamos en unos días estupendos, Patri, para diseñar nuestros propios rituales, aquellos que respondan a nuestras necesidades 🙂 Un abrazo grande !!! Y muchas gracias por tu comentario y tu visita ♥
Sabrina dice
¡Ay, Garbi!, ¡cuánto me ha gustado esta entrada de tu blog! Soy una fanática de los rituales caseros: pequeños, sencillos, pero llenos de significados. Particularmente, adoro las velas y, en menos medida, los inciensos. Tengo la casa llena de plantas y unos cuantos gatos, que son mis mayores protectores :), me guío muchísimo por la Luna y trato de establecer una armonía entre los movimientos del cosmos (astrología) y los pasos que doy aquí abajo para sacarles el mayor partido. ¿Pero sabes qué es lo que me resulta más curioso? La misteriosa conexión que sé da entre las personas que amamos las letras (que estudiamos filología o periodismo, que escribimos, que leemos todo cuanto cae en nuestras manos, que aprendemos idiomas,…) y el mundo energético e invisible. Quizá tenga algo que ver la sensibilidad que desenvolvemos por medio de las palabras que nos ayuda a conectar más con lo sensitivo y lo natural. ¡Un tema apasionante! Al igual que tu blog ;). Un saludo afectuoso.
Palabras a la Vida dice
¡¡¡ Muchas gracias, Sabrina !!! Es estupendo lo que me cuentas 🙂
Los rituales nos permiten sentir más y mejor la magia de la vida, ¡su maravilloso misterio! Ya veo que eres una maga 🙂 y que crees en el poder de las palabras. Ellas, como me gusta decir a mí, vienen desde su orilla a la nuestra, hacen ese viaje para des-velarnos, sí, para ayudarnos a ir quitándonos velos y acabar fundiéndonos con lo esencial. Normalmente, en el día a día, a las palabras, en vez de desnudarlas, las vamos tapando con capas y capas que las vuelven opacas y las vacían. Cuando con la escritura les pedimos que vengan desde su orilla, se acercan desnudas y plenas de sentido para llenarnos a nosotros y nuestra vida. Tiene muy buena pinta tu blog. Iré leyéndote 🙂