Estás en tu mejor momento.
He empezado a comprar en una nueva tienda. El comerciante vende un buen producto, compartimos principios sobre la alimentación, es muy amable y le apasiona su oficio.
Apenas nos conocemos pero el otro día en el transcurso de la conversación me dijo algo sobre lo que luego reflexioné.
Me dijo: «estás en tu mejor momento».
Al principio lo entendí como un piropo dentro de su «marketing agradable» para fidelizar clientes, pero luego me di cuenta de que, aunque no me conociera, tenía razón. Y la tiene no porque sea yo, sino porque es así, sea cual sea la persona.
Estás en tu mejor momento, estoy en mi mejor momento, estamos en nuestro mejor momento.
¿Y sabes por qué? Porque es el único que tenemos. En este preciso instante estás viva, estás llena de vida y sólo ahora, en este momento presente en el que respiras, puedes activar tu poder personal.
Así que como dice mi nuevo tendero, «estás en tu mejor momento».
Es muy simple, pero lo olvidamos. Porque a la emisora de nuestra mente no le gusta sintonizar con el presente, que es cuando podemos tomar decisiones y hacer. Eso es ser poderosa: hacer, pasito a pasito, para crear la vida que quieres.
En el «dial» de la mente entran con mucha más fuerza el pasado y el futuro. Y cuando vamos al pasado casi siempre es para sentir un peso…, de una culpa, de una frustración…Y en el futuro, la sintonía casi siempre suena a miedo e incertidumbre, porque cuando estamos preocupadas por lo que será — y yo, la primera — nos ponemos en lo peor. No vamos al futuro para pensar en que todo se arreglará…Ya sabes para qué vamos.
Así que quédate aquí y ahora, activa tu poder personal, siente todo lo poderosa/o que eres y ejerce ese poder en este mismísimo instante, que es cuando puedes.
Cuando vives en el pasado y en el futuro estás entregando tu poder a unos tiempos sobre los que no tienes control y lo único que haces es drenarte, entregar toda tu energía personal, perderla.
Lo bueno es que cuando estás en la reserva, puedes ir a un surtidor, y rellenar tu depósito, para que vuelva a estar pleno. Hay distintos «surtidores». Uno, esencial, es reconectar con la quietud y la paz interior.
Cuando repostas con esta gasolina sólo puede ocurrir una cosa: que te abres a tu vida y la vives, con lo que traiga, desde la integridad y la plenitud.
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