EL MIEDO A LA CRÍTICA:
¿HAY ALGO AQUÍ QUE PUEDO USAR PARA CRECER?
No sé si te has preguntado alguna vez por qué tenemos miedo a la crítica y por qué nos hace tanto daño.
La pregunta se la ha hecho una monja budista a la que sigo por Youtube. Me fascina porque sus pautas ayudan a comprender cómo funciona lo que nos hace daño. Da pistas para desmontarlo y eso siempre es un paso fundamental para construir alternativas.
Cuando nos critican, dice la monja Damcho, más que la crítica en sí nos preocupa «cómo esa persona se ha atrevido a criticarme». No nos fijamos en si tenemos una debilidad que necesitamos fortalecer. En su lugar, nuestro discurso es: «han visto faltas en mí y me consideran tan poco significativa que se atreven a decírmelo«.
Este enfoque, continúa la monja budista, hace que tomemos la crítica como rechazo, como fracaso y es muy doloroso.
Para construir una alternativa nos propone dos premisas muy claras. La primera es que cualquier crítica es solo una opinión. Y la segunda premisa es que tú no eres tus faltas. Tú eres la persona que estás mirando tus faltas y que vas a cambiarlas; eres una persona bondadosa. ¿Está claro? Repítetelo hasta que lo integres porque es la base para empezar a manejar la crítica de otra manera, sin que nos haga tanto daño.
Cuando nos critican, explica la monja Damcho, necesitamos, en cuanto nos sea posible, escuchar y ver. Vamos a mirarnos y preguntarnos: ¿lo que esa persona ha visto en mí yo también lo veo? ¿es cierto?
Para responder a estas preguntas hemos de fijarnos en cuál ha sido nuestra motivación al hacer algo o al decir algo. Si tú puedes decirte, «no, no es cierto; mi motivación ha sido pura e intachable», entonces no tienes por qué sentirte afectada o tocada por esa crítica.
En estos casos, el problema, el sufrimiento, no está en ti sino en la otra persona, en la que te ha lanzado la crítica.
Y es que, como explica la monja Damcho, las personas proyectamos casi todo el tiempo y puede ocurrir que esa persona que nos ha criticado, simplemente ha proyectado en nosotros cualquier cosa. Puede estar criticándonos porque ella misma se siente inadecuada, porque acaba de recibir malas noticias y está mal o porque por cualquier razón le recordamos a alguien que no le cae bien …¡Quién sabe!
La monja enseña que lo importante en estos casos es conectar con lo que le puede estar ocurriendo a esa persona, con lo que hay detrás, y así la crítica no nos destruye. Conectar con el otro, explica, nos permite experimentar nuestra bondad y cuando eso ocurre, no necesitamos la validación de nadie más.
También reconoce que esta postura de ecuanimidad, sabiduría y empatía con la persona que está criticando, no es fácil. Se requiere un cambio de hábitos y bastante trabajo interno para lograrlo. Pero — nos asegura la monja– es posible y podemos ir en esa dirección.
¿Y si cuando revisamos nuestra motivación vemos que no era impecable? Este, evidentemente, es el otro de los casos, y ocurre cuando recibimos una crítica y, al ponernos a analizar lo ocurrido, comprobamos que la motivación de lo que hicimos o dijimos, por nuestra parte, no era pura.
Si sentimos que hubo aversión, cuando hicimos algo, o apego…o estuvimos pendientes de nuestra imagen ante los demás , o sentimos que sí estábamos defendiendo nuestro territorio criticando a los otros para que no nos invadieran…
Entonces, no podemos decir que nuestra motivación era impecable y benéfica. Hacer este trabajo requiere honestidad y valentía porque, como dice la monja, vivimos en un mundo en que todos preferimos culpar a otros. Nos da miedo mirar a nuestras faltas y encontramos alivio fijándonos en las de los demás.
Darnos cuenta de que nuestra motivación no era intachable es una magnífica oportunidad, como sostiene la monja, para seguir puliéndola. Es la oportunidad para detectarlo y no seguir engañándonos pensando en que hacemos las cosas bien cuando, en realidad, estamos intentando sostener una imagen.
Saber por qué hacemos las cosas nos da confianza en nosotros mismos y nos ayuda a conectar con nuestra verdadera motivación, la que queremos para nuestra vida, con la oportunidad de regresar a ella cuando nos despistamos y nos alejamos. Desde este enfoque, la crítica es una ocasión para preguntarnos: «¿Hay algo aquí que yo pueda usar para crecer?»
Escuela de escritura personal, donde las palabras ayudan en tu evolución como persona
Como siempre es un post muy acertado e interesante.
La crítica es una costumbre que llevamos pegadita y que nos cuesta mucho desprendernos de ella. Es muy dolorosa y no debemos de dejar que cambie nuestra vida. Por desgracia hay muchas personas que la cultivan muy bien, para hacernos sentir mal. Pero como personas bondadosas que somos hay que poner una cortina de humo para no dejar que nos afecte para nada. «A palabras mojadas, oidos impermeables» me dijeron a mi una vez, y desde entonces… estoy trabajando para no oir nada… o lo menos posible. Un abrazo enorme querida Garbi. Este post me ha hecho sentir muy humana. Mil gracias.
¡¡Hola, querida Isabel!!
Tienes razón, la crítica nos sale con bastante facilidad, sin que, a veces, nos pongamos en el lugar de la persona que recibe esas palabras, esos hechos o pensamientos. Criticamos muy a la ligera y nos critican también de la misma manera.
Y lo curioso de todo es que la crítica suele tener más que ver con la persona que critica que con la persona criticada. A menudo, son proyecciones del mundo interior de quien lanza esa crítica. Cuando alguien está enfadado o frustrado, tiene más facilidad para criticar. Cuando estamos alegres, de buen humor y en paz, nos salen mucho más las palabras bonitas y agradables. En la crítica hay mucho de proyección.
Y en los casos en que esa crítica cuestione algo de nuestro proceder, es un buen momento para preguntarnos si es cierto que necesitemos cambiar algo y si es así, agradecer esa oportunidad, la oportunidad de plantearnos ¿hay algo aquí que pueda aprender para mejorar?
Comprendo que te hayas sentido humana leyendo el post, porque a todos nos duele y nos asusta la crítica, es algo que compartimos todos los humanos.
Muchas gracias, Isabel, por tus aportaciones, porque me resultan muy enriquecedoras.
Discúlpame porque suelo tardar en responder.
¡¡ Un abrazo muy grande !!
Hola, reconozco que a veces recibo criticas de mi familia porque no hago lo suficiente en casa al estar desempleada, o para encontrar empleo, desde que cuido a mi sobrina de siete meses, conmigo le gusta estar y se duerme incluso sin chupete reconocen lo que hago. Comprendo que a veces me trasladan sus fallos.
¡¡ Hola, María !!
Muchas gracias por tus palabras.
Está muy bien que , frente a las críticas, seas capaz de centrarte en otras muchas cosas que haces bien y con las que estás contenta. Es una manera de practicar la ecuanimidad, que es algo muy sano. Es cierto que detrás de una crítica muchas veces solo hay una proyección de lo que hay en el interior de la persona que lanza la crítica. Una proyección de su enfado, de su frustración…o de cualquier cosa que le inquiete. Solemos funcionar así.
¡Qué suerte tiene tu sobrinita con los cuidados que le estás dando! Disfrútala mucho 🙂
¡¡ Un abrazo !!