Para vivir despierta, necesitas un par de cosas básicas: un «nido» e ideas que nunca antes has tenido. Déjame que te lo explique en el post de esta semana 🙂
Los días que se me hacen cuesta arriba y voy imbuída en las «obligaciones» cotidianas tengo una especie de «sortilegio» que funciona inevitablemente pues disipa cualquier preocupación. Consiste en mirar hacia arriba, a lo más alto de las copas de los árboles, mientras camino por la ciudad o voy en el bus.
Es un ejercicio para el invierno, cuando las ramas están desnudas, sin hojas. ¿Por qué? Porque se trata de localizar, visualmente, nidos de pájaros. Me encanta.
El otro día, muy de mañana, mientras esperaba el autobús, miré hacia un hilera de chopos en la separación de una avenida, y así distraerme del intenso trajín del tráfico. Y , ahí estaba, en lo más alto: un hermoso nido despelujado, como los que hacen las urracas.
Cada vez que localizo un nido, lo interpreto como un buen augurio. Una señal de la vida que me dice: «Garbi, estás en el buen camino». Así que me alegré automáticamente. Luego seguí enredando con la vista en las ramas de los árboles. Y llegó otro hallazgo: una urraca saltando de rama en rama y no paraba de emitir un canto de llamada.
Así que continué la inspección hasta que localicé a su pareja, como así ocurrió.
El nido y las urracas me ilusionaron y cambiaron radicalmente la actitud con la que comenzaba el día.
¿Por qué un nido me hace cambiar el chip emocional? — te estarás preguntando –. Porque un nido es un cobijo, un lugar donde encuentras descanso, alivio, recuperación. Viéndolo, me acuerdo de «mi nido», me identifico con la importancia de tener un nido y cuidar de él para vivir despierta y plena.
¿Tú ya tienes tu «nido»? ¿Dispones de un lugar al que puedas retirarte, en el que estar en calma, con tus cosas, nutriéndote de tu universo y conectando con quien de verdad eres?
El «nido» es un lugar sagrado para ser. Es de vital importancia que te reserves un espacio así, sólo para ti. Si sóis muchos en casa, y no puedes disponer de una habitación, acuerda su uso compartido: aunque sólo sea unos minutos, pero que durante ese tiempo sea exclusivamente para ti.
Sentir «tu nido» y nutrirte en él es la primera cosa para vivir despierta. «Vivir despierta» quiere decir sabiendo quién eres y siguiendo el camino que tú has elegido recorrer. Vivir despierta quiere decir ser coherente con tu manera de estar en el mundo, vayan como vayan las cosas fuera. Y para esto, el «nido» es vital.
La segunda cosa para vivir despierta es tener ideas que nunca antes has tenido. De esta receta te hablaré la semana que viene.
Hasta entonces, ¿te apuntas a esta experiencia de mirar hacia lo alto de los árboles para recordar que tú también has de tener un nido?
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