Soy Garbiñe Albizua
y la gente que me conoce me llama Garbi,

que es más corto y afectuoso.

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Te ayudo a poner sobre el papel tus vivencias, sentimientos y emociones. Con dos finalidades fundamentales: que se los regales en un escrito personalizado a la gente que te importa porque es un regalo que, por fin, expresa lo que sientes, y esa persona lo guardará para siempre. Y mi segunda opción es que te sirvas de las palabras para redescubrirte a ti misma y sentirte magnética para atraer todo lo bueno que quieres que llegue a tu vida.

Cuando le devuelves a alguien la emoción de recibir una carta te queda claro, por si lo dudabas, que hay lugares donde un mail o un wasap no pueden ni saben llegar, aunque se empeñen. Los más bellos rincones del alma siguen siendo de “sobre y papel”. No hay otra manera de cautivarlos.

Si tu opción es servirte de las palabras para impulsarte porque a veces te encuentras perdida, sientes que parte de tu autenticidad la has ido “olvidando” por el camino, quieres creer, de una vez, en ti y aprender a mantener tu paz interior, pase lo que pase y digan lo que digan, te enseñaré los superpoderes de las palabras para lograrlo.

¿Qué ofrezco yo
que no hacen los demás?

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Llevo más de 25 años en el periodismo en televisión. He contado muchas historias de muchísimas personas y sé cómo hacerlo. 

 

Nada humano me es ajeno, como dice el proverbio latino. No sólo porque he tenido el honor de que las personas me abran su corazón para ponerle palabras a lo que sienten y quieren expresar.

 

No sólo por esto, como digo, sino además porque yo también toqué fondo, ¡vaya que sí lo toqué y lo oscurísimo que estaba! En ese momento de sufrimiento, las palabras, las mismas que yo utilizaba para otros, comencé a invocarlas para mí.

 

Cuando las llamas, las palabras siempre vienen desde su orilla; está muy cerca del corazón. En mi caso acudieron en mi ayuda, me salvaron y lo siguen haciendo cada día.

 

Algunas de mis maestras y mentoras en este proceso de transformación y evolución personal, como Mònica Fusté y María Tolmo, me han permitido experimentar en carne propia los superpoderes de las palabras. Una magia que ellas me han enseñado y con la que he aprendido a desplazar cada vez un poco más allá mis límites y ampliar más y más mis posibilidades.

 

Cuando las palabras dan voz a lo que siente tu corazón empieza la transformación. Te ayudan a limpiar lo que ya no quieres y te permiten crear un vacío fértil en el que sembrar la simiente de la vida que deseas.

 

Le das permiso a tu corazón para que vuelva a tomar las riendas de tu vida. La mente te soluciona la intendencia del día a día, para esto es muy práctica. Pero lo que importa de verdad, eso, sólo lo entiende el corazón.

 

Todos los secretos que me han ido desvelando las palabras, por mi experiencia profesional y mi camino personal, los pongo a tu entera disposición.

 

Hay numerosos estudios científicos que corroboran lo importante que es poner palabras a lo que nos ocurre para conservar nuestra salud emocional y física. A modo de ejemplo he seleccionado dos artículos periodísticos que lo explican, uno publicado en La Vanguardia, y otro, en El País.

 

Alguien me contó una vez que cuando ayudaba a la gente sentía como si con sus manos, tocara su corazón. Me parece una metáfora preciosa.

 

Yo también siento algo así y te aseguro que, cuando lo hago, pongo en las yemas de mis dedos toda la ternura y el amor de que soy capaz. Necesito hacerlo.

 

 

Cuando toqué fondo, como te contaba antes, estuvo relacionado con el enorme vacío que me creaba mi profesión de periodista. Un vacío atroz que nace de la deshumanización de este oficio.

 

Por eso nació Palabras a la Vida, para poner a la persona, para ponerte a ti y a tu corazón, en el centro de mis historias. Para tratarte con toda la sensibilidad, amor, ternura, tiempo, dedicación, respeto y entrega que te mereces.

 

Lo necesitaba para sentirme en paz con el poder sagrado de las palabras. Gracias por permitírmelo.

Ya sabes qué hago, ahora querrás saber quién soy.

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Pues bien, aquí tienes unos cuantos trazos de mi vida, que te darán una idea:

  • Tengo corazón de contadora. Digo esto porque me apasiona contar historias. Contarlas e imaginarlas. De niña, me encantaba que mi madre me mandara limpiar el polvo: los objetos y adornos de cada habitación eran la excusa perfecta para que mi imaginación despegara y comenzara a hilar historias. Siempre me ha fascinado hacerlo.

  • Quizá por eso me volví periodista. Siempre he trabajado como periodista de televisión. Me fascina cómo las imágenes, los sonidos y las palabras – todo a la vez – se entretejen para que una historia pueda contarse.

  • Me encanta la naturaleza, hacer monte y meter los pies en el agua de los arroyos, aunque haga frío. Estoy aprendiendo a identificar algunos pájaros, gracias a la paciencia de Javi, mi pareja, que es un magnífico observador de aves.

  •  Sobre mi mesilla siempre hay varios libros, de papel y digitales: leer es uno de mis mayores placeres, leer degustando.

  • Adoro los cuadernos de papel, de distintos tamaños y tapas variadas, que lleno de párrafos que escribo a mano con bolígrafos de tinta de distintos colores. Casi siempre que escribo, en mis auriculares suena música para concentrarme y relajarme.

  • Me encandila mirar al cielo por la noche y, sobre todo, ver la luna. ¡Es tan magnética!

  • Y termino con otro gran placer: disfrutar de una copa de buen vino. Con ella brindo por ti y te deseo la mejor estancia en Palabras a la Vida.

El aspecto de esta web se le ha ocurrido al diseñador de Creativolandia, Óscar Fernández Herrero, y lleva además el trabajo de dos mujeres a las que quiero reconocer y agradecer su valía. 

La primera es mi querida amiga y hada madrina, Elisa. Ha sido la hormiguita que se ha encargado de extender el estilo diseñado a todos los rincones de la web y dejar todo listo y a punto para que funcionara.  Elisa es una gran mujer, una extraordinaria informática y un gran conocedora en estos momentos del mundo del yoga y la maternidad. 

No es, como te decía, la única MUJER, con mayúsculas, que ha contribuído a que este espacio sea el tuyo. La otra es Clara Larrea, una gran fotógrafa,con un gusto exquisito por lo natural y a la vez salvaje —como todo lo femenino—  apasionada por la belleza y con un corazón grande.    

He querido mencionar a este trío de creadores porque su alma está en este lugar y te arropa. Seguro que lo notas.

Mía3

Mía también forma parte de la familia.

Es una gatita preciosa, rescatada de la calle. Está sacando de nosotros una ternura desbordante y admiro su capacidad de sorprenderse a cada instante con la vida. Gracias, Mía, por recordármelo.

Gillie Bolton

Investigadora del King’s College de Medicina y Arte de la Universidad de Londres, publicado en La Vanguardia.

La escritura personal aumenta la confianza en uno mismo, se potencian los sentimientos de autoestima y motivación para la vida. De alguna manera permite explorar áreas cognitivas y emocionales que no siempre son accesibles.

 

María Ángeles Molina

Psicóloga, directora y fundadora de Psinergia-Centro de psicología y desarrollo personal, publicado en La Vanguardia.

En la Universidad de Texas (EE.UU.) se realizaron varias investigaciones en las que se concluyó que escribir contribuye a reducir el estrés mental, reforzar la autoestima e incluso el sistema inmunológico. En definitiva, se pueden conseguir beneficios tanto a nivel psicológico como físico 

 

Elizabeth Broadbent

Psicóloga del departamento de medicina que ha dirigido el estudio ‘Escritura expresiva y curación de heridas en personas mayores’, publicado en El País.

La escritura mejora la cicatrización de las heridas físicas cuando versa sobre eventos tristes o los sentimientos más profundos de la persona. En un estudio con personas mayores, la Universidad de Auckland ha constatado que las heridas cicatrizaban antes en quienes relataban en un papel sus pensamientos, experiencias traumáticas y emociones.